Un blog personal sobre el carril bici que une Tres Cantos con Madrid y Colmenar Viejo.

domingo, 27 de diciembre de 2009

Mi pinta en invierno

Correr en invierno por los campos de Madrid es un reto porque hay veces que se alcanzan los 5 bajo cero, como el otro día. Pero como también lo es en verano por la razón opuesta, pues se equilibra la cosa. Porque oye, si uno andara buscando las condiciones óptimas para correr, no correría nunca.

Yendo al grano, esta es la pinta que suelo tener cuando salgo a correr estos días entre Tres Cantos y la UAM:



1. Gorro verde prestado por Verdinha para que no se me congelen las orejas (ni las ideas).
2. Bufanda para no amanecer con dolor de garganta al día siguiente.
3. Mochila azul (sólo se ve la parte delantera) para correr. La uso para llevar lo esencial al trabajo: monedero, cámara de fotos (va siempre conmigo), algo de ropa, algo de comida, etc. El resto de cosas las llevo cuando voy en bici.
4. Chaleco reflectante para minimizar el riesgo al acceder por la entrada norte de Tres Cantos y para que los ciclistas me vean cuando corro a oscuras.
5. Guantes para que no se me enfríen las manos (es la parte de cuerpo que más me cuesta mantener caliente mientras corro).
6. Lista con objetivos de la quinqueta en curso.
7. Bandera de Irlanda, de recuerdo del sitio donde empecé a correr.
8. Medallas de la media maratón de Achill Island y la media maratón de Lisboa. Mi sobrina me preguntó si me las dieron por haber ganado, pero tuve que reconocerle que no, que se la daban a todo el que terminaba (que ya tiene tela).
9. Pantalones de tipo chándal (como podéis ver, no gasto mucho en ropa deportiva, sólo en zapatos).
10. Zapatillas Asics Gel Kayano del Decathlon recomendadas por Risco. Todavía están en rodaje, ya contaré qué tal voy con ellas ;) (gracias, Risco).

domingo, 13 de diciembre de 2009

Mil kilómetros con Rocinante

Compré a Rocinante el pasado 7 de julio, y ya llevo mil kilómetros con él. Habría hecho más, pero muchas veces también saco a Rucio a que se dé una vuelta. Rucio no tiene cuentakilómetros, así que no sé cuánto habré hecho con él.



Aunque parezca mentira, a pesar de lo rudimentario que es el cuentakilómetros es bastante preciso.

Según me acercaba a los 1000 kilómetros tenía pensado pararme en cuanto llegara al número simbólico y hacerme una foto donde tocara. Pues bien, curiosamente tocó en uno de los trayectos cortos que me hago: el tramo de la UAM que va del CBM a la Facultad de Ciencias. Es lo que hago todos los días para ir al Máster de Biofísica que hago por las tardes. Cuando llegó el momento le pedí a la primera persona que pasaba si me hacía una foto y este fue el resultado:

miércoles, 9 de diciembre de 2009

La última quinqueta del año

Cinco semanas es un tiempo lo suficientemente largo como para hacer algo interesante, y lo bastante corto como para no perder de vista los objetivos que nos proponemos. Es por eso que mis quinquetas tienen cinco semanas. Como ya sabéis, cada quinqueta me propongo diez objetivos, y la quinqueta pasada ha tenido algunos éxitos y otros no tan exitosos.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

¡Por fin rompí la barrera de los 45!

...Y lo gracioso es que esta vez me proponía bajar de 46. La próxima vez tendré que proponerme bajar de 25, ¡así igual bato el récord del mundo, oye!

Fue una carrera dificililla, con dos cuestas que valían por cuatro porque había que había dos vueltas, y un día de lluvia intensa, pero cuyo ojo del huracán coincidió con la carrera (¡qué suerte!). De hecho, el ganador (de unos mil participantes) hizo 32 minutos largos, lo cual es bastante para el primero.

Parece que la técnica de pegar acelerones (lo que se conoce como hacer series) funciona. Qué novedad, ¿no? Pero es el que uno sepa que algo funciona, no quiere decir que lo use. Y yo hasta ahora no no me había puesto a ello. Ahora lo hago cada kilómetro: al principio de cada kilómetro corro todo lo que puedo durante un minuto, y luego "descanso" para recuperar el aliento. Así no me dejo llevar por la bajada gradual de ritmo.

sábado, 28 de noviembre de 2009

Saltando por el carril bici

Pero esta vez el que salta no soy yo, sino este sapo (o mejor dicho anuro, luego os cuento por qué):



Este en concreto lo encontré por la noche, cerca del acceso norte de Tres Cantos. Supongo que las culebras de escalera los ven igual que veía a Piolín el lindo gatito.

Ya había visto sapos varias veces por el carril bici, pero normalmente iba corriendo y no me paraba a hacerles fotos. En una ocasión me encontré uno atropellado, probablemente por una bici (yo casi atropello a dos en sendas ocasiones), a la altura del hito de piedra del km 654 desde Santiago.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Nuevos pedaleantes

Como ya se ha dicho en muchas ocasiones, nadie es profeta en su tierra. Y bajo tal máxima, no esperaba convencer a usar el carril bici a Verdinha. Ya fue mucho que la convencí a usarla durante algunos meses en Dublín para ir al trabajo.

Sin embargo, hace algunos días me dio una sorpresa, y me propuso, sin yo decir nada, ir a dar una vuelta hasta la UAM.

sábado, 21 de noviembre de 2009

Pedaleando hacia el otro lado (y V): De Guadalix de la Sierra a Colmenar Viejo, por la carretera de las curvas

En esta última entrega de mi viajecito entre Tres Cantos y Guadalix de la Sierra os hablaré de una ruta alternativa para ir entre Guadalix y Colmenar Viejo.



Marchando mapa de la zona examinada:


Ver la ruta de Guadalix de la Sierra a Colmenar Viejo en un mapa más chulo


Ya hablé antes de la ruta por carril bici y luego arcén, pasando por Soto del Real. Con el Google Earth parece más corto coger la M-625 y hacérselo sin pasar por Soto del Real. Uno dice «yo soy más listo que nadie y me ahorro dos kilómetros por aquí».

Me dijeron que eran cuatro kilómetros de subida y diez de bajada. Bueno, eso es aceptable, así que me puse piernas a la obra.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Pedaleando hacia el otro lado (IV): De Soto del Real a Guadalix e la Sierra

Como ya comenté hace poco, nuestro querido carril bici que nacía en el madrileño y joven barrio de Montecarmelo, va a morir a Soto del Real (para los sotorrealeños será al revés, pero bueno, ya me entendéis).

Pero antes de seguir, el mapa correspondiente:


Ver ruta de Soto del Real a Guadalix de la Sierra en un mapa decente


sábado, 14 de noviembre de 2009

Serpientes por el carril bici

Una de las cosas más curiosas que me he encontrado por el carril bici ha sido esta culebra:



Como se puede ver, está muerta, o más bien, alguien se la ha cargado. La encontré en el camino de tierra que hay entre la salida norte de Tres Cantos y el puente que lleva al carril bici.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Pedaleando hacia el otro lado (III): De Colmenar Viejo a Soto del Real

Voy a celebrar que son las 11:11 del 11/11 con esta entrada.

Es curioso que la idea popular es que este es el carril bici "de Colmenar Viejo". Curioso, porque así como está hoy en día, Colmenar Viejo es sólo una de sus "paradas". El carril bici termina en Soto del Real.

Aquí un detalle del mapa que puse el otro día:


Ver el mapa de Colmenar Viejo a Soto del Real un poco más grande


El tramo que hay entre Colmenar Viejo y Soto del Real es el que más me gusta de todo el recorrido. A los que estén poco entrenados les gustará que no tiene muchas cuestas. Y los más veteranos disfrutarán del paisaje.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Pedaleando hacia el otro lado (II): De Tres Cantos a Colmenar Viejo

Aunque haya hecho un paréntesis hablando de la carrera de 10 km por Tres Cantos, no había terminado de contar mis aventuras pedaleando hacia el otro lado. Así que aquí está la segunda entrega.

Para ir hacia Colmenar yo elegí la salida norte, de la que ya hablé la semana pasada. Igualmente se puede salir por el puente verde del sur, o por la rotonda que hay detrás de la estación de cercanías.

He aquí un mapa del carril entre Tres Cantos y Colmenar Viejo:


Ver el carril bici entre Tres Cantos y Colmenar Viejo en un mapa más grande


miércoles, 4 de noviembre de 2009

Mis mejores 10 km hasta la fecha

El pasado domingo tocó correr. Me apunté a la carrera de 10 km que había en Tres Cantos. Y la verdad es que estaba con muchas ganas de correr.

Entre lesiones tontas, carreras de 10 km que al final eran de 10.4 km y trabajar como un burro, me había estancado en mis tiempos y llevaba bastante sin acercarme a mi objetivo de hace tiempo: correr 10 km a un ritmo de 7 min/milla (equivalente a correrlos en 43:29.75).

Sé que es aún pronto para superar mencionado objetivo, pero hay que ir acercándose, digo yo. Esta semana, en mis carreras habituales al trabajo, he aplicado la famosa técnica de alternar carrera rápida y tranquila. Un truco muy viejo, pero el caso es que nunca me ponía a ello. Así, me dediqué a correr con todas mis fuerzas en dos tramos distintos del carril bici: primero entre el "puente" que pasa encima de las vías del cercanías (el que hay hacia el km 2.5 SRTC) y la curva que hay después del puente verde; el otro tramo, entre el cartel de paso de camiones que hay a la mitad del recorrido y el árbol que marca el punto más bajo del carril bici entre las encinas y la Gran Cuesta.

Lo bueno de correr rápido durante poco tiempo es que aunque eches el higadillo, no pasa nada, porque sabes que vas a poder descansar a la vuelta de la curva. Así que de esta manera el cuerpo se acostumbra de lo que es bueno y deja de remolonear.

Por ahora me conformaba con bajar de 47 minutos en los 10 km, lo cual sería ya hacer mi mejor marca en esta distancia.

Así que manos a la obra. O mejor dicho, ¡piernas a la obra!

Aquí está la foto de los más valientes en la carrera, tomada por mis reporteros especiales:



Y este soy yo, momentos antes de pasar la meta tras los 10 km:



Lamentablemente, cuando fui a coger el dorsal, me dijeron que no había chip en esta carrera (algo que me pareció natural en una carrera local), así que no aparezco en los tiempos oficiales. ¡Una pena, teniendo en cuenta que es mi mejor tiempo! Os tendréis que fiar de mí, y de mi supercronómetro incorporado en el nokia (es un cronómetro tan avanzado que hasta sirve para llamar por teléfono), cuando os digo que mi tiempo fue de 46:05



El primer tiempo (el de más abajo) indica mi paso por el km 4, el segundo tiempo muestra mi tiempo entre el km 4 y el 8, el siguiente es el km 8-9, y el siguiente es mi tiempo en el último km. Los tiempos para los demás kilómetros no los tengo, porque lo cierto es que era bastante difícil ver las marcas kilométricas.

Así que el minuto 46 se resistió, pero teniendo en cuenta que estaba contento con bajar de 47... ¡ha sido estupendo! La próxima vez prometo no estar contento si no bajo de 46 ;)

Un saludo especial desde aquí a Risco, que estuvo corriendo más o menos a la par, y me animó mucho cuando me dijo en el km 4 que estábamos corriendo a ritmo de 45'. Al principio pensé que decía que estábamos corriendo a 4:45 por km, pero luego entendí que no, que si seguíamos así íbamos a pasar la meta en el 45. Aunque al final no bajé de 46, ¡fue un auténtico subidón!

sábado, 31 de octubre de 2009

Pedaleando hacia el otro lado (I)

Es gracioso lo bien que conozco este carril bici entre Tres Cantos y la Autónoma y lo poco que sé de lo que es de él más allá de Tres Cantos. La situación era insostenible, pero la falta de tiempo unida a la vagancia que se apoderaba de mí cuando el tiempo sobraba hacían una mala combinación.

Este fin de semana pasado arreglé eso: me he permitido el lujazo de irme a pedalear sin tener que llegar a ningún sitio concreto (bueno, sí, iba a una barbacoa a Guadalix de la Sierra, pero no había prisa alguna y si llegaba tarde no pasaba nada). Desde Tres Cantos eso son treinta kilómetros de ida y otros treinta de vuelta. Algo perfectamente factible para alguien que usa la bici casi a diario. Así que asumí el reto (o el retito, mejor dicho... el Señor Reto fue cuando me vine desde Escalona en bici, pero eso ya lo contaré en otra ocasión), cogí a Rocinante y me puse en marcha.

Puesto que no tenía una impresora, me tuve que hacer una especie de mapa del tesoro para saber bien:



Lo de color rojo es carril bici, y lo que está en boli lo he escrito a posteriori.

Pero quizá alguien prefiera este mapa que he hecho con la ayuda del google:


Ver ruta ciclista desde Tres Cantos a Guadalix de la Sierra en un mapa mayor


En este mapa, la parte de color rojo es la que tiene carril bici separado del tráfico. La parte azul tiene arcén, y la parte de color morado no tiene ni carril bici ni arcén (a pesar de lo cual es usada frecuentemente por ciclistas).

Muchos de vosotros ya os conoceréis la ruta al dedillo, pero para mí era la primera vez que las cubiertas de mi bici se dirigían hacia ese lado. Yo fui primero siguiendo la línea roja y la azul, y luego volví por la línea de color morado. Pero los detalles y lo que aprendí de cómo ir en bici a Colmenar Viejo, Soto del Real y Guadalix de la Sierra... os lo cuento otro día.

¡No seáis impacientes!

miércoles, 28 de octubre de 2009

Salida norte de Tres Cantos hacia el carril bici

Prometí hablar del acceso a Tres Cantos desde el carril bici Madrid - Colmenar Viejo, y lo prometido es deuda. Primero explicaré cómo salir, y luego cómo entrar.

Cómo salir de Tres Cantos por el norte

La primera dificultad que se encontrará será salir de Tres Cantos y enganchar con el carril bici. La completa falta de señalización no ayuda mucho (o, como dije, más bien la señalización confusa), así que sólo nos queda ayudarnos unos a otros.

Imaginando que estamos en la Avenida de Colmenar Viejo, justo en la rotonda que hay con la Avenida el Parque, sólo hay que seguir hacia el norte. Si fuéramos en coche bastaría con seguir los carteles que indican como ir a Colmenar. Pero como lo que queremos es ir en bici, tenemos que ir al otro lado de la M-607 (es decir, por el lado izquierdo).

Para ello tenemos que ir recto. Justo después de las vías del cercanías, en el lado de la izquierda, hay un camino de tierra que nos lleva hacia un puente que engancha con el carril bici. Hay que extremar la seguridad y prestar mucha atención: hay que pasar al otro lado de la carretera y lo ideal es pararse hasta que no haya coches, porque ahora que han cambiado la salida norte de Tres Cantos, los coches ni siquiera tienen un semáforo que les pare antes de dejar la población.


Salida hacia el carril bici de Tres Cantos, con la ciudad al fondo



El mismo camino de tierra, visto desde abajo


Una vez en el camino de tierra, sólo hay que ir al puente...


Acceso al puente que cruza la M-607


Una vez al otro lado podremos ir a Colmenar Viejo hacia la derecha, o hacia Madrid/Alcobendas hacia la izquierda:


Carril bici propiamente dicho


Cómo entrar a Tres Cantos por el norte

1) Viniendo desde el sur:

Si no queréis entrar por el puente verde que hay al sur de Tres Cantos, o si os pasáis la rotonda que hay junto al Hotel Foxá (mira que hay que estar ciegos para no verla), siempre os queda entrar por el norte. En contra de lo que indicaría toda intuición de un ser humano (o de cualquier otro bicho) el puente del carril bici que hay sobre la carretera no es la mejor opción.

La mejor opción está unos 300 metros antes de susodicho puente (viniendo desde el sur). Allí hay un camino de tierra que enlaza con la carretera que entra en Tres Cantos y que luego se convierte en la Avenida del Parque. Antes de girar a la izquierda mirad para atrás no vaya a ser que venga otro ciclista detrás de vosotros.

No tengo fotos a mano de este acceso, pero ya haré alguna y editaré esta entrada para ponerla.

2) Viniendo desde el norte:

Si venís desde Colmenar Viejo, entonces probablemente no os convenga ir hasta abajo y coger el camino de tierra. En este caso, cruzad el puente del carril bici. Al llegar al otro lado hay un sendero de tierra que se divide en dos: uno va hacia la izquierda (este no os viene bien, porque encontrarías los coches en dirección contraria), y otro va hacia la derecha. Allí, subiendo un poco, llegaréis a lo que después se convertirá en la Avenida del Parque. Mucho cuidado a la hora de cruzar la carretera, ya que los coches vienen después de una curva.


Vista de la bifurcación del camino de tierra, a izquerda (coches en dirección salida) y derecha (coches en dirección entrada)


Y como un mapa ayuda mucho, aquí está el que he hecho para la ocasión. En azul la ruta para salir, en rojo la ruta para entrar desde el sur y en naranja la ruta para entrar desde el norte:


Ver el acceso norte al carril bici de Tres Cantos en un mapa más grande

domingo, 25 de octubre de 2009

Chapuzas de un carril bici: ¡prohibido bicis por el carril bici!

El carril bici de Madrid a Colmenar Viejo es uno de los mejores de Madrid. Pero puede ser mejor. Una de las ironías de nuestro estupendo carril bici es que no sólo está mal señalizado (apenas lo he visto mencionado en un cartel que hay en el anillo verde, del que puse una foto en esta entrada).

No.

Lo peor no es eso.

Lo peor que es además, la señalización que hay es confusa y desorientadora.

Me refiero a cosas como esta:



No, no os engañan vuestros sentidos ni es una ilusión óptica. Se trata de un cartel de "prohibido bicis" en medio de un carril bici.

Y bueno, para el que lo conoce, ya sabe lo que quiere decir: significa que el carril que en su día pintaron por el arcén e la M-607 (sólo lo pintaron y ya decían que era un carril bici) ya no se usa porque es muy peligroso comparado con el flamante y nuevo carril bici que hay al otro lado de la carretera. Así que es un indicativo para que no se siga usando innecesariamente el arcén.

Peeeero imaginemos lo que pasa en un buen número de casos: un ciclista que llega desde Madrid (o desde Alcobendas, o desde el norte) y que nunca ha usado en carril bici decide hacer una parada en Tres Cantos porque le da la gana, o porque allí es a donde quería ir.

Los que vienen desde el norte, como los de Colmenar, encuentran el puente y es el primer acceso a Tres Cantos.

Los que vienen desde el sur no han encontrado una entrada señalizada en condiciones y por lo tanto no se han enterado de que podían pasar por el puente verde (acceso sur), o por la rotonda que hay delante del Hotel Foxá (acceso centro). Llegan al puente del norte y dicen «por fin, la entrada a Tres Cantos, ¡ya era hora!». Cruzan el puente, y llegan al otro lado de la carretera. Lo primero que ven es la susodicha imagen de la foto que pone que no se permiten bicis. Vaya. Así que para entrar en Tres Cantos no hay que ir por la carretera. Pero lo demás son caminos de tierra. Si tiene suerte se encuentra a un lugareño y le dice cómo entrar. Si no, pues nada, a hacer el pardillo durante media hora hasta dar con la fórmula. Fórmula que consiste en haberse metido por un camino de tierra antes de llegar al puente, para ir un tramo por el arcén y luego por las calles de Tres Cantos, pero mejor lo cuento bien contado más adelante.

sábado, 24 de octubre de 2009

... Y cómo no, ¡la carrera del CSIC!

Probablemente ya la tengáis todos olvidada. Agua pasada... La carrera del CSIC, pero ¿qué nos quiere contar ahora el Eynar este? ¡Si eso fue hace mucho tiempo! ¡Seis días, na' menos!

Pero no. Os olvidáis de lo importante que es reflexionar sobre las experiencias pasadas y darles un margen prudencial para poder verlas en perspectiva con respecto a los hechos que acaecen en nuestras vidas. Es ahí donde se nota lo que es importante y se separa de lo pasajero.

Y bueno, además de todo ese rollo... que he tenido mucho trabajo esta semana y no ha habido tiempo para hablar de esto antes.

Lo cierto es que lo pasé muy bien en la carrera. En el cercanías me vine con F, un corredor tricantino con quien coincidí y al que le gusta correr por el parque central. Es un placer charlar tranquilamente con un compañero de sudores, porque cuando nos cruzamos por los sitios donde corremos normalmente sólo nos cruzamos. No suele haber tiempo para conversaciones. Como mucho un gesto de saludo para los que ya conocemos.

La carrera empezaba y acababa junto al Ramiro, lo cual me ha traído muy buenos recuerdos de cuando estudiaba allí. Aunque en domingo es muy diferente. Pero ya no están aquellas vallas de seguridad que se pusieron al poco de irme de allí, dentro del instituto, y que hacían que pareciera más un centro penitenciario que un dispensador de conocimiento. Ha sido muy grato verlo este fin de semana.

Esta foto es del comienzo, con el Magariños a la derecha:



Durante la carrera las obras de Serrano nos hacían correr en zigzag, pero lo que más me llamó la atención fue no encontrarme por ningún lado el kilómetro 3. Los dos primeros kilómetros los hice a 4:30, más o menos. Pero cuando esperaba el tercero, no aparecía por ningún lado. Después del minuto 5:30 supuse que me lo había pasado y no le di importancia. Pero luego en el minuto 9 (desde el km 2) tampoco vi el kilómetro 4. Esto ya era preocupante. Cuando en el minuto 11 ya lo había dado por perdido también... ¡horror! ¡desesperación! ¡noooooooooo! El kilómetro 4 estaba allí, impasible, a once minutos y trece segundos del kilómetro 2. O sea que había hecho los dos primeros kilómetros a 4:30 y los dos siguientes a... ¡casi 5:40! ¿Cómo puede ser que me haya reventado ya, tan pronto? Hay que apretar. Aunque sólo sea por no caer tan bajo.

Sufriendo contra el cronómetro y sin saber que a todos los demás les estaba sucediendo algo parecido, subimos por la Castellana. He aquí otra fotito llegando a Nuevos Ministerios:



Como la cámara era la del móvil y estaba en movimiento, sale un poco rara y la torre del BBVA parece más bien una torre Kio.

Apreté como pude y terminé en 49:36. Un tiempo bastante malo para tratarse de una carrera, aunque no tan malo como para arrepentirme haber aparecido por allí. Fue allí donde me enteré de que por lo visto la carrera estaba mal medida. Había quien decía que eran 300 metros de más. Otros decían que 400. Otros que 500. Digamos que allí todos estaban de acuerdo con que sobraban metros por algún lado. Fue un alivio, porque eso quería decir que había hecho un tiempo bastante mejor.

Al volver a casa decidí tomar una foto del mismo sitio donde tomé la anterior. Hay 64 minutos de diferencia entre la foto anterior y esta:



Es curioso cómo cambia el paisaje en tan poco tiempo.

¡Qué bueno es correr! Pero eso sí, de tanto apretar, las agujetas me duraron dos días. Quién diría que corro la misma distancia cuatro veces por semana... Desde luego, ¡no es lo mismo correr que correr!.

jueves, 8 de octubre de 2009

Corriendo a la luz de la Luna llena

Esta semana ha sido realmente dura. Varias noches de dormir casi nada y de pasarme horas frente al ordenador programando y descubriendo las razones por las que había que volver a pasar todos los datos una vez más. Es lo que tiene el preparar la tesina para el máster de biofísica. Pero lo que realmente me gusta es que lo que hago le vaya a servir a más gente más adelante. Ahora me paso yo horas y horas frente al ordenador, pero mi esperanza es que por cada hora mía frente al ordenador, otro se ahorre las que sean.

Con la tontería de salir del laboratorio pasada la medianoche estoy disfrutando de carreras muy chulas. Resulta que estos días ha sido Luna llena y eso, unido al fresquito de las primeras noches de otoño y el correteo de los jabalíes, me está viniendo muy bien para relajarme de tanto trabajo. Hay gente que dice que correr cansa, pero a mí me deja como nuevo.

Los jabalíes esta vez me los encontré en pleno carril. Uno de ellos de hecho estaba rebuscando en la parada del autobús. Quizá esperaba 701 para ir a Plaza Castilla, no sé. Me pregunto si tendrán un abono de transportes especial. Lo que sí es cierto es que son muy asustadizos. Pobres. Uno de ellos (que encontré solo en el carril en el tramo que hay después del Foxá y después del túnel que va hacia el norte de Tres Cantos) huyó despavorido hasta ir al centro de una rotonda. Desde donde yo estaba hubo un momento en que parecía una especie de versión cochina del toro de Osborne.

Pero no sólo cuando vuelvo a casa corro por la noche, ¡también cuando salgo! Ahora que los días son más cortos me estoy dando el lujo de ver el amanecer desde el carril bici.

He aquí una muestra: este es el principio de mi carrera matutina, en la entrada del norte (como es habitual)



Y este es unos 48 minutos después, a mi llegada a la entrada norte de la Universidad Autónoma:



Es una pena que mi cámara, una Sony baratita pero funcional, no es capaz de tomar buena nota de los muchos colores bonitos que había en este amanecer.



PD: Hablando de la Luna... creo que el señor este de aquí arriba que va vestido de astronauta se ha despistado y por alguna razón ha acabado en este blog desde otro planeta. A mí no me preguntéis que yo no sé nada.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

Huyendo de la cámara

Esta tiene gracia... Yo tengo un blog sobre correr y pedalear por el carril bici desde Tres Cantos. Pero es que hay blogs para todo. Por ejemplo, Risco nos cuenta en su entrada que por lo visto hay un tío holandés que tiene un blog en el cual colecciona fotos de sí mismo.

Bueno, pero poner fotos de uno mismo no es algo como para maravillarse, muchos lo hacermos. Lo que hace diferente a este tipo es que él las hace poniendo el disparador a dos segundos y huyendo de la cámara como si fuera una granada que va a reventar. O algo por el estilo. El blog en cuestión es Running from camera.

Como no podía ser de otra forma, he mirado a ver qué tal me va a mí. Y qué mejor sitio que aquí mismo, en el laboratorio, ahora que me he quedado solo.

Pues bien, disparador a dos segundos, apretar el botón y...



Lo de naranja soy yo. Al final no era tan difícil, y hasta se me ha hecho corto.

Pero creo que lo he hecho mal. Siendo la hora que es, debería haber salido corriendo hacia la puerta (aunque hoy no batiré el récord de un colega que se fue de aquí el otro día a la una de la mañana... qué chalaos que estamos).

lunes, 21 de septiembre de 2009

Más de la mitad de las bicis de Tres Cantos no se usan

La herida del batacazo que me pegué el mes pasado ya está casi cerrada y probablemente mañana vuelva corriendo del trabajo. Eso me ha puesto de tan buen humor que me apetece escribir en el blog.

Hace tiempo que quiero escribir una entrada acerca de una curiosa estadística que observé hace unos meses. No sabía si ponerlo en este blog (por eso de que trata de bicis y de Tres Cantos) o si ponerlo en Out to try out (mi blog acerca de la aplicación del método científico en la vida cotidiana). No creo que sea una sorpresa para nadie si digo que hay bastantes personas que se compran una bici con la idea de usarla mucho, y luego pasan de ella y acaban cogiendo polvo tanto la bici como los músculos de su dueño. ¿Cuántas personas así hay en Tres Cantos? Así a ojo, uno diría que unas cuantas... algo así como un cuarto o un tercio.



Apliquemos el método científico.

Hipótesis

A partir de nuestra experiencia sobre el mundo y gracias a la intuición que nos ha otorgado la madre naturaleza, hemos formulado una hipótesis:

Aproximadamente entre un cuarto y un tercio de los dueños de bicicletas de Tres Cantos no las usan


Experimento

Ahora lo que necesitamos es realizar las medidas necesarias para ver si esa frase es cierta o no.

Puesto que no me voy a poner a hacer guardia en el portal para ver qué vecinos tienen bici y quienes sacan su bici a pasear o no, supuse como razonable que una bici que tiene una rueda deshinchada debe llevar por lo menos unos dos meses sin ser utilizada, suponiendo que se ha deshinchado por el abandono y no por un pinchazo. Asumo que son pocas las bicis que se han deshinchado por un pinchazo y que sin embargo se usan a menudo, ya que si se usan a menudo, su dueño no tardará en cambiar la cámara de aire. Estos pocos casos se pueden compensar con las que apenas se usan y que sin embargo tienen las ruedas bien hinchadas debido a una escapadilla esporádica que ha realizado su dueño.

Definición de rueda deshinchada (y por ende, de bici abandonada): aquella cuya cámara de aire puedo aplastar, con tan sólo la fuerza de mis pulgares, hasta tocar la parte opuesta de dicha cámara de aire (la que toca la llanta).

Otra asunción necesaria fue suponer que las dos comunidades de vecinos que conozco bien en Tres Cantos representan con bastante tino el carácter medio de los tricantinos.

Así, cuando vivía en el Sector Pueblos, me puse a comprobar en cuántas bicis conseguía hundir mis pulgares lo suficiente como para que entraran en una definición u otra. Allí me encontré con que 48 de las 83 bicis tenían al menos una rueda deshinchada. ¡Esto hace un 58%!

Ahora que vivo en el Sector Literatos, tengo a mano otro cuarto de bicis. Aquí había hoy en total 73 bicis. De estas 73, nada menos que 53 tenían al menos una rueda deshinchada hasta el punto de ser inservible para el transporte. Esto hace un 72%

Confirmación o refutación de la hipótesis

Tomando ambos datos en conjunto, vemos que de 156 bicis que se encuentran en cuartos de bicis de dos comunidades de vecinos diferentes, sólo 55 están en condiciones mínimas para poder rodar (todo esto sólo comprobando las ruedas). Es decir, casi un 65% no se usan.

Curiosamente, ambos cuartos de bicis están atestados de bicis por todas partes, con bicis por el suelo e incluso tiradas encima de la barra de donde se cuelgan las demás.

Así que fui demasiado tímido en mi predicción: yo pensaba que serían entre un cuarto y un tercio, cuando en realidad son casi dos tercios los que no las usan.

¡La realidad supera la imaginación! (O por lo menos mi imaginación)

viernes, 4 de septiembre de 2009

El camino de Santiago, desde Madrid (II)

Poco antes de empezar el verano ya os conté cosas sobre el camino de Santiago desde Madrid, la variante más chulapa de la ruta jacobea.

Pues bien, resulta que pocos días después de descubrir el hito del km 4 SRTC (es decir, entre El Goloso y Tres Cantos), mientras pedaleaba tranquilamente con Platero de camino al trabajo, me fijé en que había una especie de cruz blanca entre los arbustos. Lógicamente eso me llamó la atención lo bastante como para hacerme parar y dar con la historia que os cuento hoy.

En el hito mencionado, como ya dije, se habla de un peregrino llamado Carlos Torremocha que al parecer falleció en aquel lugar. No conseguí saber mucho más de todo esto. Pues bien, justo detrás del bloque de granito hay una cruz clavada a un árbol. Se trata de una cruz muy austera, hecha con dos tablas de compensado y con una concha encima.

Puesto que una imagen vale más que mil palabras, he aquí una foto:



Sobre la cruz aparece, plastificada para hacerla sobrevivir las inclemencias del tiempo, una noticia de una revista, al parecer relacionada con una asociación dedicada a dar a conocer la variante madrileña del camino de Santiago. Por lo visto Carlos tuvo tan mala suerte que sufrió un infarto, lo cual sólo le permitió hacer los primeros quince kilómetros del camino. Y no se puede decir que fuera por falta de ejercicio, ya que al parecer poco antes se había hecho los 100 km de Madrid a Segovia en ¡24 horas!

Si queréis leer la noticia completa, pinchad en la siguiente imagen para agrandarla:



Descanse en paz.

viernes, 28 de agosto de 2009

Dejándome la piel... y algo de chicha

Y cuando hablo de chicha no me refiero a que haya adelgazado, no. Resulta que iba tan feliz ayer corriendo por el carril bici, cuando de pronto me tuerzo un poco el tobillo y caigo platealmente (ahora me dice el corrector ortográfico que platealmente no es español... qué cosas), dando una pirueta bastante curiosa. Pena que no hubiera ciclistas en ese momento; de haberlos habido, habría pasado con la gorra para hacerme un dinerillo, que nunca viene mal.

Pues bien, cuando me voy a levantar veo que entre los daños colaterales se encuentra mi rodilla. Parece como si hubiera venido el charcutero (el corrector ortográfico dice que charcutero no existe y me recomienda usar chaquetero, pero bueno, vosotros ya entendéis) a coger una loncha de muestra. Al contrario de lo que sucede con las lonchas de jamón york, en este caso empieza a salir sangre a lo bestia. Y yo me pregunto: ¿tanta sangre necesita el pellejo de la rodilla? ¡Menudo derroche de hierro!

Cuando esto sucedió estaba exactamente en el cartel que indica la salida de camiones, el cual curiosamente está exactamente en el punto medio de mi recorrido del carril bici, no muy lejos de El Goloso. Estupendo. O sea que antes de llegar a Tres Cantos tengo unos cuatro kilómetros. Pero si me quiero pasar por la enfermería de la UAM tengo... otros cuatro. Qué bien, y yo con la rodilla hecha unos zorros, aquí en medio del desierto y con mi proteoma esparcido por el carril bici.

Mi rauda mente apresura un plan de evacuación que consiste en cruzar el puente rojo (el que hay al sur de Tres Cantos, un kilómetro más al sur del puente verde) y pillar el primer bus que pase. Pero aun así no puedo ir chorreando sangre. Como soy una persona de recursos, y además me he visto muchos capítulos de MacGyver, agarro un calzonzillo (no os riáis que es verdad, y os quería ver a vosotros en esas) que tengo en la mochila azul de correr (el que uno usa para cambiarse después de la ducha), me lo ato en torno a la rodilla y tiro p'alante.

He aquí una imagen que documenta los hechos:



Lo del calzoncillo parece que funcionó, así que recomiendo a todos los corredores que lleven calzoncillos por si acaso.

En la parada de autobús cojo el 713, que no tarda en llegar. Y probablemente iba a la misma velocidad de siempre, pero a mí me parecía que iba pisando huevos. Al final llego al centro de saludo del Sector Oficios justo cuando estaban a punto de marcharse las enfermeras (buena suerte para mí, mala para ellas, jeje). Me atendieron estupendamente y no comentaron mucho sobre el calzoncillo (como yo no dije que era el de repuesto, igual pensaron que me había despelotado en pleno carril bici para cogerlo... aunque por supuesto eso hubiera sido mejor que ir perdiendo sangre a raudales) y me dejan lo mejor que se me puede dejar, es decir, con esto:



Y hala, para casita que se hace tarde.

Lo que más rabia me da de todo esto es que, aunque no es una herida profunda, sí que es amplia, con lo que no voy a poder correr ni nadar durante unos días. Con las ganas que le tenía yo. Para que veáis si tenía ganas, que ayer estaba volviendo corriendo a pesar de andar incubando una gastroenteritis que se desató la pasada noche en todo su esplendor. Vaya un pupas estoy hecho esta semana. Pero no os preocupéis que volveré a las andadas antes de lo que se piensa.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Corriendo al trabajo en menos de 44 minutos

Como ya dije, el otro gran logro de la quinqueta pasada fue conseguir hacer mi recorrido habitual al trabajo en menos de 44 minutos.

Hasta hoy estaban los tiempos en la columna lateral. Estos son los catorce primeros:

1) 14 de julio, 45:11.29
2) 15 de julio, 44:47.38
3) 16 de julio, 56:20.19 (recorrido irregular con Risco, de > 10km)
4) 17 de julio, 47:39.25
5) 20 de julio, 45:39.80
6) 21 de julio, 49:27.44
7) 23 de julio, 49:50.24
8) 24 de julio, 48:21.13
9) 27 de julio, 47:06.47
10) 28 de julio, 48:17.44
11) 30 de julio, 47:37.16
12) 31 de julio, 47:06.06
13) 3 de agosto, 47:34.28
14) 4 de agosto, 47:22.92


Como se puede ver, había corrido bastante (cuatro veces por semana), pero los tiempos no eran espectaculares. Así que a falta de una carrera para completar las quince que me había propuesto, decidí tomarme un descanso para reponer fuerzas y tratar de superar mi objetivo de un solo golpe. Bueno, fue un descanso para los músculos que se encargan de correr, porque mientras tanto estaba aprendiendo a nadar.

Así que el 13 de agosto me puse los zapatos de correr y manos a la obra (¿o debería decir pies a la obra?). Tengo por costumbre cronometrar mis carreras con el nokia, que además es tan majo que me pone música. Para saber si tengo que apretar más o no, tengo tomados tres puntos de referencia, que separan los cuatro cuartos del recorrido. Para correr en menos de 44 minutos, cada cuarto se tiene que hacer en menos de 11 minutos (qué listo soy, ¿verdad? Es lo que tiene el haber estudiado física, que luego uno consigue echar estas cuentas de cabeza). Para mi sorpresa, completé mi primer cuarto en tan sólo 10:32.71 (como referencia tomo un punto cercano al hito del km 654 del Camino de Santiago, desde done se pueden ver dos farolas alineadas). El segundo cuarto, para el cual tengo que tocar una señal de salida de camiones no muy lejos de El Goloso, lo hice en 10:49.02. Parece que le había ganado al tiempo otros once segundos. El tercer cuarto es más difícil, porque tiene subidas, bajadas y túneles (no tiene toboganes ni árboles con lianas porque no se les ocurrió a los que diseñaron el carril, pero no lo digamos muy alto). Aún así no perdí demasiado tiempo: lo hice en 11:16.12. Normalmente a esta altura mis piernas ya habían aflojado mucho y me acercaba a los 12 minutos, pero en esta ocasión no se rendían, ¡seguían ahí!

Me encanta ir midiendo mi tiempo así, porque es muy emocionante. Y esa misma emoción me da más energía para correr. Así que en el último cuarto puse, como se suele decir, toda la carne en el asador. Si mis piernas me lo permitían, iba a empujar todo lo posible. Al final, cuando llegué a la meta (los postes de la entrada norte a la UAM), este era el aspecto que tenía el móvil:



15) 13 de agosto, 43:28.73

Es decir, que me sobró más de medio minuto.

Supone un ritmo de apenas 5 min/km. El que se ría será penalizado con copiar esta entrada cincuenta veces a mano. De hecho, ya he corrido a ritmos más rápidos, pero o bien era hace bastante tiempo, o bien era en una carrera con más gente (lo cual añade un poco de adrenalina al asunto), o bien era en recorridos más fáciles (sin tanto sube y baja).

Pero es lo bueno de competir con uno mismo y no con los demás. Cuando competimos con los demás, muchas veces las diferencias son tales que o es muy fácil o es muy difícil lograr superarlos. Pero compitiendo con nosotros mismos siempre estamos en el punto de equilibrio entre ambas barreras de dificultad (por decirlo de alguna manera), lo cual además de hacerlo muy emocionante, nos ayuda a ser mejores.

La siguiente quinqueta ya está en marcha. En breve publicaré mis objetivos para que me pongáis a caldo si no los consigo.

domingo, 16 de agosto de 2009

Cómo empezar a nadar si te cansas enseguida

Esta entrada va de natación. No es el tema principal del blog (al contrario de lo que sugiere mi amigo Jesús, no se puede nadar por el carril bici, debido a varios principios de la física que no voy a detallar aquí; curiosamente Jesús también es físico, pero obviamente él estaba de pellas el día que explicaron en mecánica de fluidos por qué no se puede nadar por un carril bici).

Como decía, el tema de este blog sería el carril bici de Madrid a Colmenar Viejo. Pero en el fondo sí que tiene algo que ver, porque (además de ser entrenamiento alternativo) al fin y al cabo la piscina de la Universidad Autónoma está al lado de dicho carril bici, y el largo consiste en 50 metros que se recorren en paralelo al carril, que está al otro lado de las vías del tren.

Vaya excusa me acabo de sacar de la manga, ¿os ha gustao?

El caso es que a mis dos deportes preferidos (correr y pedalear) he añadido este mes la natación. Llevaba tiempo rondándome la cabeza, pero no me decidía a llevarlo a cabo. Era una de esas cosas que uno siempre ha querido hacer, pero que uno va dejando sin saber muy bien por qué.

A pesar de que me gusta mucho estar en el agua, hasta ahora no me había tomado en serio lo de nadar. Si me hubieran echado al agua hace un par de semanas, me habría hundido, me habría agobiado mucho intentando meter un aire que no existe en los pulmones, y si nadie me hubiera sacado me habría ahogado ahí mismo.

La última vez que había ido a una piscina fue en 2002 (na' menos). Antes de aquello ni me acuerdo, pero aquel día hace siete años (caramba) mi amigo Pedro me enseñó que algo muy importante para nadar era saber respirar. Si no sabes respirar y nadar a la vez, te va a faltar el aire y no vas a poder ir muy lejos de puro cansancio.

Al empezar la presente quinqueta (el 13 de julio) decidí que en mi proyecto deportivo estaría incluido el ir a la piscina. Me puse como límite el ir por lo menos cuatro veces. ¡Ahora no había excusa! Y el calor del verano madrileño ayudaba mucho. Al proyecto lo llamé proyecto besugo porque precisamente tenía más que ver con el agua que los anteriores.


El autor del blog con la pinta que tiene cuando va a la piscina


Me agencié las gafas de natación de la foto que tenía en el trastero (no sé de dónde han salido, pero allí estaban), lo cual me ayudó mucho al principio, porque no sé por qué razón, cuando se está debajo del agua cuesta mucho menos expulsar del aire por la nariz con las gafas que sin ellas. Y esto es fundamental para un principiante como yo que nunca ha nadado y que lo máximo que ha hecho con el agua ha sido ducharse y flotar en el mar. Bueno, y fregar los platos.

El curso de natación de la UAM ya se había pasado, porque era para julio, así que se trataría de un cursillo autodidacta. Menuda aventura.

Primer día: toma de contacto

El 31 de julio quedamos la gente del máster de biofísica en ir a la piscina de la UAM. Al final vinieron sólo Jesús, Álvaro y un amigo de Álvaro, pero fue un buen día para la toma de contacto. No hice nada especial en lo que a nadar se refiere, pero no había prisa.

Segundo día: echando aire debajo del agua hasta sentirme cómodo con ello

Al día siguiente fui solo, me compré un bono de diez baños y estuve familiarizándome con el agua y aprendiendo a respirar. Básicamente lo que hacía era meterme debajo del agua y echar aire por la nariz; salir, tomar aire por la boca, y repetir. Así hasta que me sentía cómodo haciéndolo, prolongándolo cada vez más.

Tercer día: observar e intentar desplazarse por las cercanías del bordillo

Al tercer día (creo que fue el lunes 3) ya intentaba desplazarme en el agua. Lo hacía muy mal, y como no se hace pie en ningún sitio de la piscina, siempre me quedaba por el borde porque no conseguía ni flotar (por eso de que el agua no era salada como en el mar). Me sumergía en el agua y miraba con mis fabulosas gafas de natación cómo se movían los demás. Me parecía que el estilo más sencillo para mí, para ir empezando, era el estilo braza. Así que iba probando. Hacer un cuarto del largo de la piscina (es decir, unos 12.5 metros) era para mí un verdadero logro. Me cansaba muchísimo y se me aceleraba el pulso una barbaridad. Todo se debía a que no sabía qué movimientos eran los más eficientes para nadar, y era muy patoso. Pero eso se aprende experimentando y observando. Si los demás pueden, yo también. Las leyes de la mecánica de fluidos son las mismas para todos. Supongo que se debe a que los fluidos son muy democráticos.

Cuarto día: intentar hacer el largo con la cantidad mínima de pausas

Moverme en el agua era para mí tan difícil como lo puede ser andar para un niño que está dando sus primeros pasos. Los niños quieren siempre agarrarse a algo, y yo quería estar siempre cerca del bordillo, por si las moscas. A veces había algún grupo de gente en una parte del bordillo, lo cual complicaba las cosas, porque yo no me desenvolvía lo suficiente como para bordearlos. Así que con mucha paciencia esperaba a que se fuera despejando y seguía mi camino hacia el otro extremo de la piscina.

Quinto día: intentar hacer el largo sin parar

Es curioso, pero al contrario de lo que sucede con muchas otras cosas, uno aprende muy rápido a moverse en el agua (por lo menos a desplazarse, luego ir mejorando lleva su tiempo), por lo menos más rápido de lo que yo imaginé. El 5 de agosto fue el primer día que conseguí nadar un largo entero sin parar por en medio. Había quedado con Julián, lo cual me vino muy bien, porque me dijo lo que estaba haciendo mal: en lugar de mover los brazos más o menos en círculo, los movía de arriba a abajo, lo cual implicaba mucho más esfuerzo. Julián se tuvo que marchar y la socorrista nos dijo que ya teníamos que ir saliendo. Yo entonces me dije «bueno, voy a intentar un poco más y salgo». Así que me puse a nadar. Sin darme cuenta ya iba por la mitad de la piscina ¡y no estaba sin aire! Así que seguí sin pararme a retomar fuerzas como hacía habitualmente. Sin darme cuenta, ¡había conseguido hacerme el largo de 50 metros entero!

Siguientes días: practicar, practicar, practicar y observar

Así que este objetivo ya lo he cumplido: me propuse ir cuatro veces y he ido once. Y además, ya puedo decir que sé nadar. Hasta ahora lo más que he nadado sin parar han sido 300 metros. ¡Creo que no está mal para un principiante absoluto!

Ahora estoy intentando aprender un poco de qué va lo del crol. Trago bastante agua, porque no coordino bien los movimientos y cuando voy a coger aire aún no tengo la cabeza fuera del agua, Pero no pasa nada. Si me agobio, me pongo a hacer braza, que es lo que ya sé hacer.

Al igual que correr, supongo que es muy importante descansar. A pesar de que hago bastante deporte corriendo y en bici, cuando nado estoy usando grupos musculares distintos (lo cual se demuestra por las agujetas que tuve al principio), así que tengo que tratar mis músculos como si estuviera en rodaje, como cuando empecé a correr. Así que hay que encontrar el equilibrio entre hacer bastante como para que los músculos no se "olviden" de la última vez que trabajaron, y no pasarme tanto como para llegar al sobreentrenamiento. Si te pasa como a mí, que el jueves me hice catorce largos en tres rondas, y al día siguiente me costaba hacer el primer largo, mejor tómate un descanso. Los músculos se tienen que hacer a la idea.

Por otra parte, para nadar bien hace falta aprender bien las técnicas. Yo he aprendido de forma autodidacta y soy consciente de que así puedo adquirir diferentes vicios que luego cueste mucho quitar. Por ello aprovecho constantemente para mirar cómo nadan aquellos que saben. Es muy importante ahora que estoy al principio.


Entrada a la piscina de la Universidad Autónoma


Me encanta nadar. ¡Por fin me he animado! Ahora sólo tengo que perfeccionar un poco la técnica, y ya podré empezar a hacer triatlones.

sábado, 15 de agosto de 2009

Caramba, ¡qué quinqueta!

Sí señor, ha costado lo suyo, pero he de decir que al final lo he conseguido.

Pero vamos por partes.

Para el que no esté al día en lo que a este blog respecta, hace cinco semanas (al principio de la presente quinqueta) me propuse cinco objetivos agrupados en dos proyectos, todos ellos con el 16 de agosto como fecha límite. Tres objetivos no entrañaban especial dificultad (empezar a ir a la piscina, hacer 3020 abdominales y correr 15 veces entre la UAM y Tres Cantos), sólo había que llevarlos a cabo y punto (que no es poco). Otro dos eran más difíciles (bajar de 80 kg de peso y correr entre la UAM y Tres Cantos en menos de 44 minutos) porque entraban en juego otros factores. Estaba preocupado, porque igual me había pasado y no lograría superar alguno de ellos.

Pues bien, estoy eufórico, porque esta vez he conseguido un repóquer de objetivos. Más adelante explicaré con más detalle cómo me fue en cada uno de ellos.

Ya tengo más o menos pensados los objetivos de la próxima quinqueta, los cuales detallaré em breve.

¡Permaneced atentos a vuestros monitores!

martes, 4 de agosto de 2009

Jabalíes por el carril bici

Dicen que si las meigas no existen, pero que haberlas haylas. Algo parecido se dice de los jabalíes tricantinos. Y bueno, meigas no he visto por el carril bici, pero de los jabalíes ya sí que puedo hablar en primera persona.

Ya me lo había dicho Risco, que había una madre y cuatro pequeñines no tan pequeñines.

Fue muy emocionante ver el primero. Lo vi la noche del dos al tres de julio, cuando me traía a Rucio a Tres Cantos desde Madrid. Era medianoche y media, y estaba hacia el km 4 SRTC, es decir, cerca del primer puente rojo que se encuentra uno cuando va de El Goloso a Tres Cantos.

Si no fuera por lo que me había comentado Risco, habría pasado desapercibido. Pero yo estaba alerta, y montado en la bici oí una especie de "sgronffff". Paré y miré. Ahí estaba, escarbando debajo de un árbol, a ver si encontraba petróleo, digo yo. Intenté hacerle una foto, pero la cámara me enfocó la valla metálica que había entre él y yo. Y claro, no tuve una segunda oportunidad: se dio cuenta de mi sospechosa presencia y huyó despavorido. ¡Ni que fuera yo un meigo! ¡No corras tanto, caramba, si soy vegetariano! Nada, que no hubo manera. Será que me vio con cara de Obelix (espero que me viera con cara de Obelix, porque si me viera con cuerpo de Obelix me preocuparía). Si ligar fuera igual de difícil se extinguiría la humanidad por falta de... ejem.

Al día siguiente volvía yo de haber salido por ahí con los compañeros del máster. Eran más o menos las cuatro de la mañana (para que no se diga que no pedaleo a cualquier hora), y si me hubiese encontrado un aquelarre en medio del carril bici no me hubiera extrañado demasiado. Sin embargo no fue así, y lo que me encontré fue a la familia Jabátez al completo, poco antes del hito de piedra del km 654 a Santiago de Compostela. Parecían la madre y los cuatro jabalíes adolescentes de los que me habló Risco. Aquí no me dio tiempo ni a sacar la cámara: la madre salió pitando y se metió por un agujero en la reja. Le siguieron los jabatos a una velocidad que ya me gustaría alcanzar a mí en mis carreras.

Pero lo que más me sorprendió fue que, poco después (tras pedalear unos cinco minutos, y ya poco antes del Hotel Foxá), me encontré con unos cuantos jabalíes más. No creo que fueran los mismos que antes, porque, aunque los anteriores se fueron a toda prisa, no pudieron ir más rápido que yo con la bici (ya que además, tendrían que haber bordeado por detrás el colegio que hay ahí). Aquí había por lo menos dos adultos y unos cuatro jabatos pequeños. Estaban más tranquilos, y me dio tiempo a sacar la siguiente foto donde aparecen dos de ellos:



No conseguí sacar una foto mejor, porque había muy poca luz. Usé la sensibilidad máxima de mi cámara (ISO-3200) y expuse durante 1/4 de segundo. Podría retocarla para resaltar mejor los colores, pero la voy a dejar así.

Me hace gracia cómo han salido, con uno de los adultos mirándome fijamente, como preguntándose «y este, ¿qué quiere?».

Y para terminar, aprovecho la temática para poner uno de los guardianes de mi cuarto:

martes, 28 de julio de 2009

Cómo empezar a correr si eres un flojeras

«¿Cómo correr media hora seguida si no he corrido nunca?»


Esto es lo que me preguntan algunos amigos que están empezando a correr. Parece que les está costando un poco, así que he pensado en echarles una mano en lo que puedo: un método para empezar a correr desde cero, en diez semanas.

Pero primero os tendréis que tragar el rollo autobiográfico (no, no, nada de darle a la ruedecita del ratón para abajo, que te estoy viendo).

Parte I: Rollo autobiográfico

Hay que decir que aunque ahora me encante correr y ya haya corrido varios medios maratones en menos de dos horas (para quien no sepa de tiempos, no estoy tratando de echarme flores: correr 21 km y 97 metros está al alcance de cualquiera; cuando consiga hacerlo en menos de una hora y media entonces ya sí que me podréis echar flores), bueno, a pesar de ello, no siempre ha sido así.

Hasta hace tres años la distancia máxima que había corrido era la necesaria para coger el autobús, o el metro. Y hasta hace cinco años se podían contar con los dedos de la mano las veces que había cogido una bici. Desconozco si la razón por la que no hacía ejercicio era que me cansaba antes que los demás por ser asmático (no supe que era asmático hasta que se me combinó con la alergia al polen). O quizá era simplemente que no me motivaba. Sea como fuere, cuando era pequeño me apetecía mucho más leerme un libro que estar por ahí dando brincos.

En 2004 me cayó del cielo (sí, sí, del cielo) la primera bici: Platero, una bici de montaña cuyo nombre debe a su color y a que a veces se ponía bastante borrico. Llevaba ya un tiempo dándole vueltas a la idea de ir en bici por Madrid, pero no me animaba. Pensaba que Madrid era demasiado peligrosa para ir en bici. Pero cuando me cayó Platero del cielo, empecé a usarlo. Platero y yo íbamos por todo Madrid y para mi sorpresa los conductores me respetaban mucho más de lo que habría intuido en un primer momento. Así que me vicié. Dejé de comprar el abono de transportes y empecé a ir a todas partes en bici.

Mis ganas de pedalear eran enormes y me venía muy bien como antidepresivo en una de las épocas más chungas que he pasado hasta ahora. Cuando estaba de bajón, me iba a la bici y todo cambiaba. Tenía tantas ganas de pedalear que no había excusa que valiera: ¿Que sudo mucho? Pues me llevo en la mochila una camiseta y desodorante al trabajo. ¿Que está lloviendo? Me llevo pantalones y camiseta limpia para cambiarme cuando llegue. ¿Que pincho cada dos por tres cuando paso por Tres Olivos? Pues me llevo cámaras de aire, una llave inglesa y salgo con un poco de tiempo por si las moscas. ¿Que pedalear por Madrid es peligroso? Entonces me llevo siempre mi chaleco reflectante, casco y luces.

Lo duro de empezar a moverse en bici por Madrid es que está llena de cuestas. Uno suda tinta china hasta llegar arriba (por ejemplo subiendo la Avenida de la Albufera: tres kilómetros para arriba), y luego baja a toda leche hasta la siguiente cuesta. Esto tiene dos soluciones: buscar caminos alternativos (por ejemplo, para ir de Atocha a San Blas evitaba la Avenida de la Albufera yendo por Ventas), y... cultivándose uno esos jamones que el señor le ha dado. Al final no cuesta tanto.

Y un buen día, al terminar de subir una cuesta, me di cuenta de que también había terminado de subir la cuesta de la época aquella tan chunga. Las cuestas son algo a lo que hay que aprender a enfrentarse en la vida... ¡en general!

Resulta que conocía a una vecina de donde trabajaba que salía todas las mañanas a las cinco de la mañana a correr. Todos los días, no fallaba. Se iba al Retiro y hacía unos veinte kilómetros. Esto me tenía intrigado. ¿Cómo puede uno tener tantas ganas de correr? Debe de haber algo muy bueno que me estoy perdiendo. Y era verdad.

Cuando me fui a Dublín en 2006 encontré casa no muy lejos del trabajo y no hacía tanta bici como antes (en Madrid al final me hacía a veces 30 o 40 km diarios). Además en Dublín las cuestas son más escasas. Como mucho me hacia seis kilómetros, tres de ida y tres de vuelta. Una minucia. Así que echaba de menos más ejercicio. Y entonces fue cuando un buen día de diciembre se me ocurrió comprarme un cronómetro/reproductor mp3 y salir a correr. Como ya tenía los jamones bien desarrollados (cosa impensable antes del 2004), no me costaba mantener el ritmo cuarenta minutos. Solía darle dos vueltas a la manzana que comprendía el cementerio de Glasnevin y el Jardín Botánico.

Mi primer diario de entrenamientos: un cacho papel; los colores indican el recorrido


Y esta es la razón por la que no necesité la tabla que voy a exponer a continuación. Pero bien que me habría hecho falta si no hubiera usado antes la bici con esas ganas.

Parte II: Cómo hacer que un flojeras corra media hora seguida en diez semanas

El truco está en que lo importante para poder decir que hemos estado corriendo es correr al menos media hora. Haciendo menos de media hora no se activa el sistema químico/metabólico de nuestro organismo, y para nuestro cuerpo es casi como no haber hecho nada. Los detalles del susodicho sistema químico/metabólico no los conozco, pero seguro que encontráis mucha chicha para leer por ahí.

Vale, hay que correr media hora. Pero al principio no es obligatorio que esa media sea seguida. Sí, es el objetivo, pero no hay por qué matarse. Más que nada porque si os hincháis a correr al principio, vais a acabar por odiarlo y lo vais a dejar a la primera de cambio.

Es importante también correr al menos tres o cuatro veces por semana (por ejemplo lunes, miércoles, viernes y sábado). Si sólo corréis el fin de semana, a la semana siguiente vuestros músculos se habrán olvidado de lo que se hizo la anterior, y seréis eternos principiantes.

Si ya habéis hecho algo de deporte, no tenéis por qué empezar por el principio de la tabla: pasad a la semana que os sea más cómoda. Eso sí, si cuando termináis os sentís mareados, o incluso con ganas de vomitar, es que os habéis pasado.

  • Semana 1: correr 2 min, caminar 4 min (5 ciclos, total 30 min)

  • Semana 2: correr 3 min, caminar 3 min (5 ciclos, total 30 min)

  • Semana 3: correr 5 min, caminar 2.5 min (4 ciclos, total 30 min)

  • Semana 4: correr 7 min, caminar 3 min (3 ciclos, total 30 min)

  • Semana 5: correr 8 min, caminar 2 min (3 ciclos, total 30 min)

  • Semana 6: correr 9 min, caminar 2 min (2 ciclos + 8 min corriendo, total 30 min)

  • Semana 7: correr 9 min, caminar 1 min (3 ciclos, total 30 min)

  • Semana 8: correr 13 min, caminar 2 min (2 ciclos, total 30 min)

  • Semana 9: correr 14 min, caminar 1 minuto (2 ciclos, total 30 min)


tras completar la semana 9, si os sentís cansados, repetidla antes de pasar a la semana 10.

  • Semana 10: correr 30 minutos seguidos y ganar la apuesta que teníais con el cuñado incrédulo de turno


No olvidéis que tan importante es correr al menos tres o cuatro veces por semana... como el descansar. Por descansar me refiero a no correr durante días más o menos alternos (hablando de principiantes). Siempre comparo correr con podar las ramas de un árbol: machacamos un poco nuestros músculos, rompiendo fibra muscular durante el ejercicio. Luego, dándole tiempo, se recompone. Pero cada vez que se recompone, lo hace de forma que es un poquito más fuerte que antes.

Pero claro, si el árbol lo podamos muy poco al final será como si no lo podáramos... y si lo podamos demasiado, no le daremos tiempo a crear ramas y brotes nuevos. Así que hay que buscar el equilibrio.

Pero claro, lo primero está en querer correr. Si no os gusta correr, mejor dejadlo. Parafraseando a Gonzo, «si no te gusta, no corras, coño. Hay incluso gente a la que no le gusta follar».

viernes, 24 de julio de 2009

Sudando la gota gorda

Es curioso como a la gente le sorprende que corra cuando llueve, pero no cuando pega el sol. Y sin embargo se pasa mucho peor bajo el sol de justicia que está pegando estos días que muchos días de lluvia. Los sudores caen a chorretones y a veces se meten en los ojos, lo cual no es muy cómodo. Por no hablar de lo empapado que llega uno a su destino. Suerte que tengo de que en el trabajo hay una ducha.

Algunos días salgo más tarde del trabajo para ver si baja un poco la temperatura.

Y a veces, mientras voy corriendo, pienso que, al igual que el otro día me encontré con Risco, cualquier día de estos me encontraré con Lawrence de Arabia.

Según voy llegando a Tres Cantos, miro el reloj del Hotel Foxá y a veces marca 32 grados a las nueve de la noche. Na' menos.

Vamos, que cuando voy corriendo por aquí:


[Carril bici poco después de entrar por el acceso norte de Tres Cantos y yendo en dirección a Madrid]


tengo la impresión de estar viendo esto:


[Desierto de Arabia, cerca de Dubai (foto tomada de Wikipedia)]


Pero aunque parezca que estoy de la olla... me gusta. Es otro aspecto de lo que significa correr. Me encanta ver cómo cambia el paisaje con el ir y venir de las estaciones.

miércoles, 22 de julio de 2009

Chapuzas de un carril bici: obras en periodo de máxima afluencia

Llevo varios meses hablando de las maravillas del carril bici este. Teniendo en cuenta los millones de personas que leen este blog a diario, si no me controlo un poco el carril bici se va a convertir en objetivo turístico y objeto de estudio en las clases de geografía. Y tampoco es para tanto, oigan. Que sí, que está bien y tal. Pero tampoco os voy a tener engañados. Así que voy a hacer una pequeña sección de chapuzas. Así, como suena. Y si algún responsable lee este blog (lo dudo, porque, a pesar de los varios millones de lectores que os agolpáis por estas entradas, esta gente normalmente pasa sus vidas creando carriles bici hasta alcanzar lugares donde ninguna otra bici ha podido llegar, y no tiene tiempo de andar husmeando en blogs por ahí), pues eso, que si algún responsable lee este blog, que se dé un poco de vidilla y saque ideas para mejorar ;)

Obras en periodo de máxima afluencia

La chapuza de hoy, como el título indica, está dedicada a la decisión, probablemente del Ayuntamiento de Tres Cantos (aunque lo tendría que confirmar [edición: al final confirmé que no era responsabilidad del Ayuntamiento de Tres Cantos, sino de la Comunidad de Madrid]) de hacer obras en el carril bici justo cuando más se usa: en verano.

Sí, el verano está para eso, para hacer obras. No porque los obreros se tengan que poner morenos con el solazo de agosto y dar envidia al mismísimo presidente de los Estados Unidos, no. Sino porque es cuando las calles están más despejadas en estas tierras del centro de la península. Decía Fernando Fernán Gómez que las bicicletas son para el verano. Y las obras que no corren prisa, también.

Y por esa regla de tres, alguien decidió iniciar esta semana la obra que hay junto al túnel que hay cerca del hotel Foxá. Quizá me equivoque y sea una obra urgente que no podía esperar a otro momento, aunque sospecho que no es así.

Según llegan los ciclistas desde el sur, uno se encuentra con esto (foto tomada esta mañana):



Como siempre, pinchad para agrandar.

Ya he visto a varios ciclistas un poco desconcertados, porque según uno llega no sabe si es que le obligan a entrar en Tres Cantos por el puente, o qué. Uno que haga el recorrido por primera vez también podría pensar que la mejor opción es meterse por el camino de tierra de la izquierda (¡error!).

Metiéndose por donde a uno le dicen, uno sigue hacia adelante y se encuentra con lo siguiente:



Es decir, que al final resulta que a uno no le obligan a meterse en Tres Cantos, sólo tiene que ir en dirección contraria por un tramo que, eso sí, por lo menos está separado de los coches, y luego, con cuidado, regresar al carril bici. El espacio es bastante angosto, pero suficiente. No lo han hecho mal, al contrario, lo han hecho bastante bien. Pero sí que podían haberlo hecho en otro momento en que el carril se usara menos.

A mí no me cambia nada, porque yo lo uso a diario sea verano o invierno. Pero aun así he escrito un correo al Ayuntamiento a sugerencias@tres-cantos.org (que es la dirección de correo que ofrece el Ayuntamiento para estos temas) sugiriendo que las obras no urgentes se realicen en periodos de bajo uso del carril bici; nadie me ha contestado, pero si alguien lo hace comentaré aquí la respuesta.

Y a vosotros, ¿qué os parece?

Actualización del 24 de julio: Jesús Moreno, concejal de urbanismo de Tres Cantos, contestó muy amablemente al correo que envié a la citada dirección. Al parecer el carril bici depende de la Comunidad de Madrid (y no del Ayuntamiento de Tres Cantos, ni siquiera la parte que pasa por este municipio). Me agradeció que le escribiera, porque no había sido informado de que dicha obra se estuviera llevando a cabo. Por otra parte, esta misma tarde he confirmado que, aunque las obras no han terminado, el carril bici vuelve a ser transitable de forma íntegra.

Actualización del 27 de julio: Pues no, no está transitable de forma íntegra. Esta mañana estaba bloqueado otra vez. Parece que lo cierran y lo abren según van avanzando con la obra.

Actualización del 29 de septiembre: Este tema ya es agua pasada, pero no deja de ser una importante chapuza el hecho de hacer obras justo en ese momento. Se trataba de obras de canalización, y estuvieron terminadas hacia la primera semana de agosto.

jueves, 16 de julio de 2009

Encuentro entre blogueros corredores tricantinos

Pues sí, era inevitable, antes o después tenía que pasar. Hoy Risco ha estado corriendo conmigo. Iba corriendo yo de vuelta a casa, y poco después del puente verde me lo encontré. Nos reconocimos con mucha facilidad.

Hay que ver cómo han cambiado las cosas desde que existen internet y el blogueo. Sin habernos visto nunca antes ya sabíamos bastantes cosas el uno del otro.

No suelo hacer fotos mientras corro, pero la ocasión merecía una excepción:



La autofoto está un poco movida, y yo salgo con una pinta que no me valdría para sustituir al guaperas de la peli de turno, pero ya se sabe... ¿pararse en medio de la carrera? ¡Nunca!

miércoles, 15 de julio de 2009

Mi forma de gastar las zapatillas

La semana pasada Risco hablaba de su forma de gastar las zapatillas. Por una extraña coincidencia, él gasta las mismas zapatillas que yo. La misma marca, quiero decir; a ver si os vais a pensar que además de darme a los pisos compartidos, me doy a las zapatillas compartidas. Aunque por lo que me costaron, bien que se podían compartir. Pero eso sí, valen cada céntimo que me gasté.

Este es el aspecto que tenían el pasado 8 de julio (pincha en la foto para verla más grande):



Calculo que he corrido con ellas unos 600 kilómetros, aunque no lo parece. No las veo tan gastadas como las de Risco (él las gasta más en la zona del talón, mucho más). Las mías están más gastadas es en la parte que va del metatarso a la punta. ¿Alguien con ganas de contarme su opinión? ¿Hay algún vicio que debería corregir?

martes, 14 de julio de 2009

Retos de esta quinqueta

Ya dije que me iba a pensar los retos de la próxima quinqueta. Pues bien, en lo que a deporte respecta, me he creado dos "proyectos", que son el #5 y el #8 (los otros ocho retos de la quinqueta no van de deportes). Ambos proyectos se realizarán entre el 13 de julio y el 16 e agosto, que es lo que dura la quinqueta. Helos aquí:

Proyecto besugo

Así me ha apetecido llamar a este proyecto, ya que la novedad está en que ¡quiero empezar a nadar! Es lo único que me falta para ponerme a hacer triatlones. Ya se puede ir preparando el Phelps ese, que llego yo a quitarle las medallas (para lo cual me tendré que hacer con el código de la caja fuerte donde las guarde, claro).

La idea es la siguiente:

1) Correr quince veces de/a la Uni, 2) alguna vez en menos de 44 minutos, y 3) ir al menos cuatro veces a la piscina y empezar a nadar.


Cuatro veces no parecen muchas veces, pero dado que no sé nadar (sólo flotar), no me voy a poner muy duro conmigo mismo. Como veis, soy todo un sufridor... yendo a la piscina en agosto, cuando podía estar disfrutando mientras me empollaba un curso de bereber.

Por cierto, parece que empecé con buen pie, porque hoy, corriendo desde la UAM, he mejorado mi mejor tiempo del recorrido. No he bajado de 44 minutos, pero ¡he hecho unos 45:11 que han sido como para quitarse el gorro! (bueno, mejor dicho, la camiseta, que ya estaba un poco sudadilla, y no es plan de ir echando p'atrás al personal).

Proyecto Popocatépetl

Consiste en lo siguiente:

1) Bajar de 80 kg de peso, y 2) hacer 3020 abdominales


Hay que hacer notar que los 3020 abdominales no pienso hacerlos seguidos, sino en cómodas cuotas diarias.

Este proyecto tiene el nombre del volcán mejicano debido a que la cifra 3020 coincide con su prominencia (que no la altura, que son 5400 metros), como se puede ver aquí (pongo la página de la wikipedia portuguesa, porque hasta que no se anime algún hispanohablante, no hay equivalente en español).

sábado, 11 de julio de 2009

¡Prueba superada!

¡Sí!

Los que seguís este blog ya sabréis que suelo dividir el tiempo en periodos de cinco semanas que yo llamo quinquetas. Cada quinqueta me pongo diez objetivos. La quinqueta que ahora se acaba empezó el 8 de junio, y el objetivo relacionado con correr era el siguiente:

#5: Correr 15 veces de/a la Uni, y alguna vez en menos de 45 minutos. Fecha límite: 12 de julio.


La segunda parte la conseguí el pasado jueves, y el primero en sorprenderse fui yo: hice un récord de 44:03, probablemente la mejor carrera que hago desde que vivo en España (bueno, no llega a un año, vale, pero hace ilusión, porque últimamente estaba un poco bajo de forma). Las otras quince carreras han sido las siguientes:

1) 12 de junio, 49:42.07
2) 16 de junio, 50:31.59
3) 17 de junio, 50:46.52
4) 18 de junio, 50.00.71
5) 19 de junio, 50:40.97
6) 23 de junio, 49:10.64
7) 24 de junio (mañana), 48:22.99
8) 24 de junio (tarde), 47.49.25
9) 25 de junio, 48:25.98
10) 1 de julio, 49:56.00
11) 2 de julio, 51:27.49
12) 9 de julio (mañana), 44:03.04
13) 9 de julio (tarde), 49:25.56
14) 10 de julio, 50:49.31
15) 11 de julio, 50:22.96

En la última he tenido que recurrir al sábado, cosa rara, porque yo soy corredor de entre semana. Debido a lo que le sucedió a Platero (mi anterior bici), perdí un poco de tiempo y no corrí todo lo que hubiera querido.

No obstante, conseguí emanciparme del transporte motorizado gracias a la fórmula 1+2+1 (que explico en la entrada correspondiente); y espero que dure, porque realmente me lo paso mucho mejor pedaleando y corriendo que esperando en la parada de autobús. Mi "yo" vago siempre me dice que vaya en bus, y se inventa razones que a veces casi me creo: que si hace mucho calor, que si ya he corrido por la mañana, que si tengo que hacer la compra... ¡paparruchas! Por suerte estoy consiguiendo que gane mi "yo" con iniciativa.

¿Y para la próxima quinqueta? ¿Qué objetivos me plantearé para realizar entre el 13 de julio y el 16 de agosto? Me lo pienso el fin de semana y os lo cuento.

miércoles, 8 de julio de 2009

Carril bici ¿para corredores o para ciclistas?

¿Cómo son los usuarios del carril bici de Madrid a Colmenar Viejo? ¿Son verdes y con antenas? ¿Por qué no van en coche o en bus, como todo hijo de vecino? ¿Qué se les ha perdido sobre el asfalto pintado de color granate? ¿Por qué no quieren gozar de las comodidades de la vida moderna que les ofrecen los cuatro carriles que hay a pocos metros de distancia? Pero... ¿¿de qué van??

Sí. Ha llegado la hora de contestar estas y a otras preguntas.

Tras haber estado corriendo y pedaleando medio año por el carril bici, creo que me hago una cierta idea del perfil de sus usuarios.

Una primera clasificación sería diferenciar entre corredores y ciclistas. En principio un carril bici, al menos por su nombre, tiene más pinta de ser usado principalmente por ciclistas.

Y es cierto. Pero sólo cuando hace buen tiempo.

Veamos todo esto con más detalle:

1) Ciclistas

Momentos de mayor afluencia:

Durante el verano hay muchos ciclistas que usan el carril bici. Aunque no me he puesto a contar, la mayoría usan bicicleta de carretera, no llevan mochila y van vestidos como los ciclistas de la tele (por lo que presumo que van en bici por deporte). A los ciclistas que encajan con este perfil a menudo los veo pedaleando en grupo (supongo que porque se apuntan a clubes deportivos). Por lo general van con cara de velocidad y parece que van más concentrados que un empollón de los que se sientan en primera fila durante una clase de ecuaciones en derivadas parciales. Suelen ser buena gente y algunos cuando me ven corriendo me dedican palabras de ánimo que son más que bienvenidas.

Una minoría, aunque representativa, viste de calle, lleva alguna mochila o alforjas con sus cosas y usan una amplia gama de bicicletas (de carretera, de montaña, de paseo...). Los que se incluyen en este grupo supongo que van a trabajar o a la universidad, pero sin preguntar es difícil saber. Estos ciclistas suelen ser ciclistas «solitarios», y no los suelo ver en grupo. A menudo se les ve con cara de ca**rse en todo lo que se menea, como el que dice «a ver si llego ya de una p**a vez». Pero ahí están día tras día. Algunas caras me suenan, y deben de ser asiduos (como por ejemplo un señor con bigote). También son buena gente: por ejemplo, el día que murió Platero uno me preguntó pasando que si estaba todo bien. Yo dije que sí (claro, no iba a preguntarle que si tiene un cuadro de repuesto...), y aunque en realidad no estaba todo bien, fue un detalle amable por su parte preguntar.

Hasta la fecha no he visto nadie con bicicletas reclinadas, lo cual no quiere decir que esporádicamente no pase alguno.

La inmensa mayoría de ciclistas usan el carril bici de día. Calculo, a ojo, que cada hora diurna hay unos 50-100 ciclistas que pasan por El Goloso.

Momentos de menor afluencia:

Durante el invierno y los días de mal tiempo hay muy pocos ciclistas (de ambos grupos). Quizá pase por El Goloso uno o dos por hora (los que me solía cruzar en invierno cuando iba o venía de la universidad).

En todo este tiempo, no recuerdo haber visto ningún ciclista después de las 23h (sí, hay veces que termino tarde en el laboratorio y me marcho pasada la media noche... por eso lo sé). Alguno he visto después de las 21h, y hubiera agradecido que llevara luces.

2) Corredores

Los corredores son menos si hacemos la media anual. Suelo ver uno o dos por hora, grosso modo. Pero, a diferencia de los ciclistas, suelen utilizar el carril bici de forma más o menos constante a lo largo del año. Es decir, veo uno o dos por hora, pero esta cifra se mantiene ya sea invierno o verano, tanto si hace sol como si caen chuzos de punta. Parece ser que la adicción a correr es más fuerte que la adicción a pedalear.

Por lo general no veo a muchos corredores nocturnos, pero tengo la impresión de haber visto a más corredores que ciclistas a partir de las 21h.

Normalmente cuando veo corredores suelen ir en solitario (como yo). De vez en cuando (rara vez) por parejas. Pero hay una excepción notable: en invierno, a eso de las ocho e la mañana, se ven a menudo corredores en grupos de diez o doce. A juzgar por el tanque que llevan dibujado en el dorso de la ropa, son militares de El Goloso, que salen a correr. No sé si por placer o por obligación, pero ahí suelen estar. Les he visto tanto a la altura de Tres Cantos como a la entrada de la UAM. En verano no me los he cruzado, aunque también es cierto que últimamente no salgo tan pronto como antes.

Por lo tanto, durante el verano el carril bici es usado por una inmensa mayoría de ciclistas, mientras que en invierno hay una ligera mayoría de corredores.

3) Paseantes

Hay un cierto número de paseantes que me cruzo de vez en cuando. No todos los días, pero sí todas las semanas (como mínimo). En este cálculo no incluyo los numerosos paseantes que van de las instalaciones militares de El Goloso a la estación de cercanías de igual nombre. Normalmente les veo en la parte del carril bici que bordea Tres Cantos, aunque no es raro verlos entre Tres Cantos y El Goloso. Alguno ya me suena de haberlo visto varias veces. Donde sí que no suelo ver paseantes es entre las instalaciones militares y la UAM (es decir, el tramo de carril bici que hay en medio de la carretera de Colmenar).

Los paseantes que suelo ver son hombres de cuarenta o cincuenta años para arriba, aunque alguna vez he visto alguna mujer (también con 'taitantos).

En principio, como ya conté, el carril bici de Madrid a Colmenar Viejo constituye parte del camino de Santiago desde Madrid. Por lo tanto es de esperar que algún paseante sea un peregrino en sus primeros pasos hacia Galicia. Aunque yo esperaría ver a esta gente con mochila, y no recuerdo haber visto a mucho paseante con equipaje. Pero algún peregrino hay seguro, eso sí.

4) Currantes

Sí, de vez en cuando se ven a currantes por el carril bici. Suele haber una furgoneta cerca (ya sea en la carretera o sobre el propio carril) y suelen llevar chalecos reflectantes a más no poder. Esta mañana, por ejemplo, he visto a unos cinco empleados de mantenimiento a la altura de la Gran Cuesta (hacia el km 5.20 SRTC). Estaban recogiendo botellitas de plástico y demás guarradas que algunos indeseables tiran desde la ventanilla de sus coches y que se acumulan ahí (hay que decir que no todos los indeseables son conductores, también he visto cámaras de aire de bicicleta tiradas a los lados del carril, cuando se podían haber guardado perfectamente hasta encontrar una papelera). Es la primera vez que veo que se limpia el carril bici desde que empecé a usarlo, pero ha sido una grata sorpresa ver que el Ayuntamiento presta atención a estos detalles.

Otras veces están arreglando cables o postes de la luz. También vi una vez a algunos pintando el carril bici enfrente del Hotel Foxá (ahora está mucho más bonito) y poniendo cemento en la conexión con el puente que viene de la estación de cercanías de Tres Cantos (antes era un tramo de tierra batida).

5) Otros

Creo haber descrito ya prácticamente todos los usuarios de la especie Homo sapiens que transitan por el carril bici. Sin embargo, cómo no, siempre se me escapa alguno. Por ejemplo, en la categoría «otros» incluiría un patinador que vi una vez poco después del puente rojo del sur de Tres Cantos (viniendo desde Tres Cantos). Iba acompañado por un amigo que iba corriendo, y ya estaba anocheciendo.

Conclusiones

Nunca he visto a ningún hombrecillo verde con antenas por el carril bici. Todos aparentan ser gente normal (aunque las apariencias engañan, porque uno se puede encontrar a gentuza como el autor de este blog, y aparecer luego en internés).

... Por lo cual intentaré mandar desde aquí un mensaje a la inmensa mayoría que se desplaza por la motorizada carretera en lugar de por el carril bici: en muchos casos (en todos no, ya lo sé, pero en muchos sí) es perfectamente posible ir por el carril bici a vuestro destino a Alcobendas, Tres Cantos, la UAM o el norte de Madrid. Sólo hay que acostumbrarse. Y es estupendo ver lo diferente que pueden ser las cosas a otro ritmo y fijarse en los gordolobos, en los hitos del camino de Santiago y en los jabalíes que siempre han estado allí aunque no se vieran a noventa por hora.

martes, 7 de julio de 2009

Y llegó Rocinante

Me quedé con la espinita clavada el otro día cuando, jugando a cara o cruz, perdí la oportunidad de comprar a Rocinante. Ya no tenía mucho sentido llamar Rucio a la bici de montaña que me compré. Pero seguía con ganas de probar una bici de carretera. Así que estuve buscando un poco en segundamano.es, y di con otra bici de origen getafeño cuyo currículum cumplía las condiciones para cubrir la vacante de Rocinante.

Rocinante, como sabe todo hablante de español que se precie, era el caballo de Don Quijote. Así lo presentaba Cervantes en el primer capítulo:

«Fue luego a ver su rocín, y, aunque tenía más cuartos que un real y más tachas que el caballo de Gonela, que tantum pellis et ossa fuit, le pareció que ni el Bucéfalo de Alejandro ni Babieca el del Cid con él se igualaban [...] y tornó a hacer en su memoria e imaginación, al fin le vino a llamar Rocinante: nombre, a su parecer, alto, sonoro y significativo de lo que había sido cuando fue rocín, antes de lo que ahora era, que era antes y primero de todos los rocines del mundo.»


Por lo tanto, Rocinante tenía que ser flacucho y vejete. ¡Y esa es la bici que encontré! Aquí está su foto:



Aunque lo cierto es que a pesar de tener unos veinte años, según me dijo quien me la vendió, sigue estando en perfectas condiciones; su anterior dueño tuvo el gran detalle de cambiarle las ruedas, que eran las que más se habían resentido por el inexorable paso del tiempo.

Y claro, ahora Rucio sí que es Rucio. Estupenda pareja para mis aventuras en esta zona del mundo tan cercana a La Mancha cervantina.