Un blog personal sobre el carril bici que une Tres Cantos con Madrid y Colmenar Viejo.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

Huyendo de la cámara

Esta tiene gracia... Yo tengo un blog sobre correr y pedalear por el carril bici desde Tres Cantos. Pero es que hay blogs para todo. Por ejemplo, Risco nos cuenta en su entrada que por lo visto hay un tío holandés que tiene un blog en el cual colecciona fotos de sí mismo.

Bueno, pero poner fotos de uno mismo no es algo como para maravillarse, muchos lo hacermos. Lo que hace diferente a este tipo es que él las hace poniendo el disparador a dos segundos y huyendo de la cámara como si fuera una granada que va a reventar. O algo por el estilo. El blog en cuestión es Running from camera.

Como no podía ser de otra forma, he mirado a ver qué tal me va a mí. Y qué mejor sitio que aquí mismo, en el laboratorio, ahora que me he quedado solo.

Pues bien, disparador a dos segundos, apretar el botón y...



Lo de naranja soy yo. Al final no era tan difícil, y hasta se me ha hecho corto.

Pero creo que lo he hecho mal. Siendo la hora que es, debería haber salido corriendo hacia la puerta (aunque hoy no batiré el récord de un colega que se fue de aquí el otro día a la una de la mañana... qué chalaos que estamos).

lunes, 21 de septiembre de 2009

Más de la mitad de las bicis de Tres Cantos no se usan

La herida del batacazo que me pegué el mes pasado ya está casi cerrada y probablemente mañana vuelva corriendo del trabajo. Eso me ha puesto de tan buen humor que me apetece escribir en el blog.

Hace tiempo que quiero escribir una entrada acerca de una curiosa estadística que observé hace unos meses. No sabía si ponerlo en este blog (por eso de que trata de bicis y de Tres Cantos) o si ponerlo en Out to try out (mi blog acerca de la aplicación del método científico en la vida cotidiana). No creo que sea una sorpresa para nadie si digo que hay bastantes personas que se compran una bici con la idea de usarla mucho, y luego pasan de ella y acaban cogiendo polvo tanto la bici como los músculos de su dueño. ¿Cuántas personas así hay en Tres Cantos? Así a ojo, uno diría que unas cuantas... algo así como un cuarto o un tercio.



Apliquemos el método científico.

Hipótesis

A partir de nuestra experiencia sobre el mundo y gracias a la intuición que nos ha otorgado la madre naturaleza, hemos formulado una hipótesis:

Aproximadamente entre un cuarto y un tercio de los dueños de bicicletas de Tres Cantos no las usan


Experimento

Ahora lo que necesitamos es realizar las medidas necesarias para ver si esa frase es cierta o no.

Puesto que no me voy a poner a hacer guardia en el portal para ver qué vecinos tienen bici y quienes sacan su bici a pasear o no, supuse como razonable que una bici que tiene una rueda deshinchada debe llevar por lo menos unos dos meses sin ser utilizada, suponiendo que se ha deshinchado por el abandono y no por un pinchazo. Asumo que son pocas las bicis que se han deshinchado por un pinchazo y que sin embargo se usan a menudo, ya que si se usan a menudo, su dueño no tardará en cambiar la cámara de aire. Estos pocos casos se pueden compensar con las que apenas se usan y que sin embargo tienen las ruedas bien hinchadas debido a una escapadilla esporádica que ha realizado su dueño.

Definición de rueda deshinchada (y por ende, de bici abandonada): aquella cuya cámara de aire puedo aplastar, con tan sólo la fuerza de mis pulgares, hasta tocar la parte opuesta de dicha cámara de aire (la que toca la llanta).

Otra asunción necesaria fue suponer que las dos comunidades de vecinos que conozco bien en Tres Cantos representan con bastante tino el carácter medio de los tricantinos.

Así, cuando vivía en el Sector Pueblos, me puse a comprobar en cuántas bicis conseguía hundir mis pulgares lo suficiente como para que entraran en una definición u otra. Allí me encontré con que 48 de las 83 bicis tenían al menos una rueda deshinchada. ¡Esto hace un 58%!

Ahora que vivo en el Sector Literatos, tengo a mano otro cuarto de bicis. Aquí había hoy en total 73 bicis. De estas 73, nada menos que 53 tenían al menos una rueda deshinchada hasta el punto de ser inservible para el transporte. Esto hace un 72%

Confirmación o refutación de la hipótesis

Tomando ambos datos en conjunto, vemos que de 156 bicis que se encuentran en cuartos de bicis de dos comunidades de vecinos diferentes, sólo 55 están en condiciones mínimas para poder rodar (todo esto sólo comprobando las ruedas). Es decir, casi un 65% no se usan.

Curiosamente, ambos cuartos de bicis están atestados de bicis por todas partes, con bicis por el suelo e incluso tiradas encima de la barra de donde se cuelgan las demás.

Así que fui demasiado tímido en mi predicción: yo pensaba que serían entre un cuarto y un tercio, cuando en realidad son casi dos tercios los que no las usan.

¡La realidad supera la imaginación! (O por lo menos mi imaginación)

viernes, 4 de septiembre de 2009

El camino de Santiago, desde Madrid (II)

Poco antes de empezar el verano ya os conté cosas sobre el camino de Santiago desde Madrid, la variante más chulapa de la ruta jacobea.

Pues bien, resulta que pocos días después de descubrir el hito del km 4 SRTC (es decir, entre El Goloso y Tres Cantos), mientras pedaleaba tranquilamente con Platero de camino al trabajo, me fijé en que había una especie de cruz blanca entre los arbustos. Lógicamente eso me llamó la atención lo bastante como para hacerme parar y dar con la historia que os cuento hoy.

En el hito mencionado, como ya dije, se habla de un peregrino llamado Carlos Torremocha que al parecer falleció en aquel lugar. No conseguí saber mucho más de todo esto. Pues bien, justo detrás del bloque de granito hay una cruz clavada a un árbol. Se trata de una cruz muy austera, hecha con dos tablas de compensado y con una concha encima.

Puesto que una imagen vale más que mil palabras, he aquí una foto:



Sobre la cruz aparece, plastificada para hacerla sobrevivir las inclemencias del tiempo, una noticia de una revista, al parecer relacionada con una asociación dedicada a dar a conocer la variante madrileña del camino de Santiago. Por lo visto Carlos tuvo tan mala suerte que sufrió un infarto, lo cual sólo le permitió hacer los primeros quince kilómetros del camino. Y no se puede decir que fuera por falta de ejercicio, ya que al parecer poco antes se había hecho los 100 km de Madrid a Segovia en ¡24 horas!

Si queréis leer la noticia completa, pinchad en la siguiente imagen para agrandarla:



Descanse en paz.