¡Y llegó la ocasión! El pasado 26 de febrero, yendo al trabajo, se rompió la biela del pedal de Pegaso y me fui al suelo. Nada que no haya pasado muchas veces en las que me levanté, me limpié el polvo y seguí para adelante. Pero esta vez el brazo se vio algo afectado, al levantarme me di cuenta de que algo no iba del todo bien cuando vi que además de por el codo, se doblaba por otras partes...

A mí me parecía que tampoco era para tanto, que uno puede correr con el brazo en cabestrillo y no pasa nada, pero el médico me dijo que de maratón nanái... que como mucho bicicleta estática, andar y gracias. Así dos meses. Y yo soy un niño obediente (cuando se trata de conservar el brazo es fácil ser obediente).
Pedí a los organizadores del maratón que me devolvieran la mitad del dinero que costó la inscripción (tal y como pone en las condiciones), y con el dinero compré unos cuantos kilos de plátanos que repartí esta mañana con el peque y un amigo cerca del km 39 (por Recoletos). Ha sido estupendo sentir la emoción del momento y participar un rato, aunque esta vez fuera desde el otro lado. Los plátanos se esfumaron en un abrir y cerrar de ojos, que era de lo que se trataba, pero la alegría queda :)
Hay quien se ha hecho eco de la acción por tuiter:
"Plátanos por el morro" en el Maratón de Madrid 2014
:-) http://t.co/elNFijBZ99
— ᗩℓƎ✘ ⚙υ✞ƎᎥЯᎥИ⚙ (@AlexOuteirino) abril 27, 2014
Y, cuando se acabaron los plátanos, no faltó un guiño para los ¿cuatro? ¿cinco? hablantes de esperanto que habrán corrido...
Kuraĝon kaj antaŭen! (¡ánimo y p'alante!)
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