Como ya comenté
ayer, hoy participé en la GambiaRace, una carrera que además de enseñarnos algo de geografía africana, sirve para que la gente se anime y apoquine los cuartos que tanto le hacen falta al principal hospital de dicho país.
¡Al final no se me dio tan mal la carrera! No sé cuál es el tiempo oficial o el del chip, pero el supercronómetro de mi Nokia me dice que tardé 49:58.94, o sea que un segundo por debajo de los 50 minutos. Yo ya le decía a mi compañera que estaría contento si bajaba de 52. Ahora ¡a ver si lo mejoro en la carrera del CSIC!
Había muy buen ambiente, y los servicios de cualquier carrera seria: baños, guardarropa, etc. Aquí hay una foto que saqué con el móvil con el ambientillo precarrera:
Una cintita de color que había que ponerse en la pulsera era nuestra declaración de intenciones. A los que decían que iban a tardar menos de 45 minutos, les daban una cinta de color naranja (creo), a los que decían que iban a tardar entre 45 y 50 minutos les daban una verde. Y a los que no pensaban poner el turbo ni así les viniera el
chucho de los Baskerville pisándoles los talones, a aquellos se les daba una cinta de color rosa. Yo, viendo la botella medio llena, me cogí la cinta verde.
Al parecer la policía municipal no daba el visto bueno para que pudiéramos empezar a correr, y tardamos un poco en que nos dieran permiso para salir escopetados. El pobre chico que estaba al micrófono ya no sabía donde meterse, pero aguantó el tipo. Aquí hay otra foto de los minutos de espera:
La carrera, que era por la
Casa de Campo, tenía una parte de asfalto y otra sobre tierra, por lo menos para los que hacíamos la de 10km. Los que corrían la mitad, se dividían en un cierto punto del recorrido y luego en los últimos kilómetros, cuando volvíamos a confluir con ellos, encontrábamos a los más tranquilos (con carrito de niño, etc).
Una cosa que me descentró un poco fue que no había, o no vi, marcas kilométricas. Así no se puede saber si uno va bien o no. Pero bueno, tampoco es algo grave.
En la carrera había por lo menos un corredor no humano. Por su tamaño no se puede decir que fuera el mencionado chucho de los Baskerville, desde luego, pero sí que es cierto que corría que se las pelaba el muy HdP. En esta foto vemos el momento exacto en que me hizo morder el polvo:
Ahí donde le veis iba muy ufano, con aire de «aquí estoy porque he venido». No le volví a ver el pelo hasta el final de la carrera. Oye, que si hubiera sido un perro grande se comprendería, pero ¡que alguien con las patitas tan cortas te gane en una carrera de 10 km tiene tela, eh! En todo caso, me alegró que su dueño tuviera el detalle de llevar a su mascota a correr. Es lo que más alegría le puede dar al animal.
Al final de la carrera empecé a ver que algunos (no muchos, pero algunos) de los que me adelantaban tenían la cinta de color
rosa, es decir, que pensaban que iban a hacer la carrera en más de 50 minutos. ¡Me estaba acercando a la zona peligrosa! Pero en menos de lo que pensaba empecé a ver el lago y a escuchar al comentarista de la meta. Y con gran alegría vi que mi tiempo era mejor del que esperaba. ¡A ver si bajo de peso para aspirar a correr por debajo de los 45 minutos!