Un blog personal sobre el carril bici que une Tres Cantos con Madrid y Colmenar Viejo.

sábado, 31 de octubre de 2009

Pedaleando hacia el otro lado (I)

Es gracioso lo bien que conozco este carril bici entre Tres Cantos y la Autónoma y lo poco que sé de lo que es de él más allá de Tres Cantos. La situación era insostenible, pero la falta de tiempo unida a la vagancia que se apoderaba de mí cuando el tiempo sobraba hacían una mala combinación.

Este fin de semana pasado arreglé eso: me he permitido el lujazo de irme a pedalear sin tener que llegar a ningún sitio concreto (bueno, sí, iba a una barbacoa a Guadalix de la Sierra, pero no había prisa alguna y si llegaba tarde no pasaba nada). Desde Tres Cantos eso son treinta kilómetros de ida y otros treinta de vuelta. Algo perfectamente factible para alguien que usa la bici casi a diario. Así que asumí el reto (o el retito, mejor dicho... el Señor Reto fue cuando me vine desde Escalona en bici, pero eso ya lo contaré en otra ocasión), cogí a Rocinante y me puse en marcha.

Puesto que no tenía una impresora, me tuve que hacer una especie de mapa del tesoro para saber bien:



Lo de color rojo es carril bici, y lo que está en boli lo he escrito a posteriori.

Pero quizá alguien prefiera este mapa que he hecho con la ayuda del google:


Ver ruta ciclista desde Tres Cantos a Guadalix de la Sierra en un mapa mayor


En este mapa, la parte de color rojo es la que tiene carril bici separado del tráfico. La parte azul tiene arcén, y la parte de color morado no tiene ni carril bici ni arcén (a pesar de lo cual es usada frecuentemente por ciclistas).

Muchos de vosotros ya os conoceréis la ruta al dedillo, pero para mí era la primera vez que las cubiertas de mi bici se dirigían hacia ese lado. Yo fui primero siguiendo la línea roja y la azul, y luego volví por la línea de color morado. Pero los detalles y lo que aprendí de cómo ir en bici a Colmenar Viejo, Soto del Real y Guadalix de la Sierra... os lo cuento otro día.

¡No seáis impacientes!

miércoles, 28 de octubre de 2009

Salida norte de Tres Cantos hacia el carril bici

Prometí hablar del acceso a Tres Cantos desde el carril bici Madrid - Colmenar Viejo, y lo prometido es deuda. Primero explicaré cómo salir, y luego cómo entrar.

Cómo salir de Tres Cantos por el norte

La primera dificultad que se encontrará será salir de Tres Cantos y enganchar con el carril bici. La completa falta de señalización no ayuda mucho (o, como dije, más bien la señalización confusa), así que sólo nos queda ayudarnos unos a otros.

Imaginando que estamos en la Avenida de Colmenar Viejo, justo en la rotonda que hay con la Avenida el Parque, sólo hay que seguir hacia el norte. Si fuéramos en coche bastaría con seguir los carteles que indican como ir a Colmenar. Pero como lo que queremos es ir en bici, tenemos que ir al otro lado de la M-607 (es decir, por el lado izquierdo).

Para ello tenemos que ir recto. Justo después de las vías del cercanías, en el lado de la izquierda, hay un camino de tierra que nos lleva hacia un puente que engancha con el carril bici. Hay que extremar la seguridad y prestar mucha atención: hay que pasar al otro lado de la carretera y lo ideal es pararse hasta que no haya coches, porque ahora que han cambiado la salida norte de Tres Cantos, los coches ni siquiera tienen un semáforo que les pare antes de dejar la población.


Salida hacia el carril bici de Tres Cantos, con la ciudad al fondo



El mismo camino de tierra, visto desde abajo


Una vez en el camino de tierra, sólo hay que ir al puente...


Acceso al puente que cruza la M-607


Una vez al otro lado podremos ir a Colmenar Viejo hacia la derecha, o hacia Madrid/Alcobendas hacia la izquierda:


Carril bici propiamente dicho


Cómo entrar a Tres Cantos por el norte

1) Viniendo desde el sur:

Si no queréis entrar por el puente verde que hay al sur de Tres Cantos, o si os pasáis la rotonda que hay junto al Hotel Foxá (mira que hay que estar ciegos para no verla), siempre os queda entrar por el norte. En contra de lo que indicaría toda intuición de un ser humano (o de cualquier otro bicho) el puente del carril bici que hay sobre la carretera no es la mejor opción.

La mejor opción está unos 300 metros antes de susodicho puente (viniendo desde el sur). Allí hay un camino de tierra que enlaza con la carretera que entra en Tres Cantos y que luego se convierte en la Avenida del Parque. Antes de girar a la izquierda mirad para atrás no vaya a ser que venga otro ciclista detrás de vosotros.

No tengo fotos a mano de este acceso, pero ya haré alguna y editaré esta entrada para ponerla.

2) Viniendo desde el norte:

Si venís desde Colmenar Viejo, entonces probablemente no os convenga ir hasta abajo y coger el camino de tierra. En este caso, cruzad el puente del carril bici. Al llegar al otro lado hay un sendero de tierra que se divide en dos: uno va hacia la izquierda (este no os viene bien, porque encontrarías los coches en dirección contraria), y otro va hacia la derecha. Allí, subiendo un poco, llegaréis a lo que después se convertirá en la Avenida del Parque. Mucho cuidado a la hora de cruzar la carretera, ya que los coches vienen después de una curva.


Vista de la bifurcación del camino de tierra, a izquerda (coches en dirección salida) y derecha (coches en dirección entrada)


Y como un mapa ayuda mucho, aquí está el que he hecho para la ocasión. En azul la ruta para salir, en rojo la ruta para entrar desde el sur y en naranja la ruta para entrar desde el norte:


Ver el acceso norte al carril bici de Tres Cantos en un mapa más grande

domingo, 25 de octubre de 2009

Chapuzas de un carril bici: ¡prohibido bicis por el carril bici!

El carril bici de Madrid a Colmenar Viejo es uno de los mejores de Madrid. Pero puede ser mejor. Una de las ironías de nuestro estupendo carril bici es que no sólo está mal señalizado (apenas lo he visto mencionado en un cartel que hay en el anillo verde, del que puse una foto en esta entrada).

No.

Lo peor no es eso.

Lo peor que es además, la señalización que hay es confusa y desorientadora.

Me refiero a cosas como esta:



No, no os engañan vuestros sentidos ni es una ilusión óptica. Se trata de un cartel de "prohibido bicis" en medio de un carril bici.

Y bueno, para el que lo conoce, ya sabe lo que quiere decir: significa que el carril que en su día pintaron por el arcén e la M-607 (sólo lo pintaron y ya decían que era un carril bici) ya no se usa porque es muy peligroso comparado con el flamante y nuevo carril bici que hay al otro lado de la carretera. Así que es un indicativo para que no se siga usando innecesariamente el arcén.

Peeeero imaginemos lo que pasa en un buen número de casos: un ciclista que llega desde Madrid (o desde Alcobendas, o desde el norte) y que nunca ha usado en carril bici decide hacer una parada en Tres Cantos porque le da la gana, o porque allí es a donde quería ir.

Los que vienen desde el norte, como los de Colmenar, encuentran el puente y es el primer acceso a Tres Cantos.

Los que vienen desde el sur no han encontrado una entrada señalizada en condiciones y por lo tanto no se han enterado de que podían pasar por el puente verde (acceso sur), o por la rotonda que hay delante del Hotel Foxá (acceso centro). Llegan al puente del norte y dicen «por fin, la entrada a Tres Cantos, ¡ya era hora!». Cruzan el puente, y llegan al otro lado de la carretera. Lo primero que ven es la susodicha imagen de la foto que pone que no se permiten bicis. Vaya. Así que para entrar en Tres Cantos no hay que ir por la carretera. Pero lo demás son caminos de tierra. Si tiene suerte se encuentra a un lugareño y le dice cómo entrar. Si no, pues nada, a hacer el pardillo durante media hora hasta dar con la fórmula. Fórmula que consiste en haberse metido por un camino de tierra antes de llegar al puente, para ir un tramo por el arcén y luego por las calles de Tres Cantos, pero mejor lo cuento bien contado más adelante.

sábado, 24 de octubre de 2009

... Y cómo no, ¡la carrera del CSIC!

Probablemente ya la tengáis todos olvidada. Agua pasada... La carrera del CSIC, pero ¿qué nos quiere contar ahora el Eynar este? ¡Si eso fue hace mucho tiempo! ¡Seis días, na' menos!

Pero no. Os olvidáis de lo importante que es reflexionar sobre las experiencias pasadas y darles un margen prudencial para poder verlas en perspectiva con respecto a los hechos que acaecen en nuestras vidas. Es ahí donde se nota lo que es importante y se separa de lo pasajero.

Y bueno, además de todo ese rollo... que he tenido mucho trabajo esta semana y no ha habido tiempo para hablar de esto antes.

Lo cierto es que lo pasé muy bien en la carrera. En el cercanías me vine con F, un corredor tricantino con quien coincidí y al que le gusta correr por el parque central. Es un placer charlar tranquilamente con un compañero de sudores, porque cuando nos cruzamos por los sitios donde corremos normalmente sólo nos cruzamos. No suele haber tiempo para conversaciones. Como mucho un gesto de saludo para los que ya conocemos.

La carrera empezaba y acababa junto al Ramiro, lo cual me ha traído muy buenos recuerdos de cuando estudiaba allí. Aunque en domingo es muy diferente. Pero ya no están aquellas vallas de seguridad que se pusieron al poco de irme de allí, dentro del instituto, y que hacían que pareciera más un centro penitenciario que un dispensador de conocimiento. Ha sido muy grato verlo este fin de semana.

Esta foto es del comienzo, con el Magariños a la derecha:



Durante la carrera las obras de Serrano nos hacían correr en zigzag, pero lo que más me llamó la atención fue no encontrarme por ningún lado el kilómetro 3. Los dos primeros kilómetros los hice a 4:30, más o menos. Pero cuando esperaba el tercero, no aparecía por ningún lado. Después del minuto 5:30 supuse que me lo había pasado y no le di importancia. Pero luego en el minuto 9 (desde el km 2) tampoco vi el kilómetro 4. Esto ya era preocupante. Cuando en el minuto 11 ya lo había dado por perdido también... ¡horror! ¡desesperación! ¡noooooooooo! El kilómetro 4 estaba allí, impasible, a once minutos y trece segundos del kilómetro 2. O sea que había hecho los dos primeros kilómetros a 4:30 y los dos siguientes a... ¡casi 5:40! ¿Cómo puede ser que me haya reventado ya, tan pronto? Hay que apretar. Aunque sólo sea por no caer tan bajo.

Sufriendo contra el cronómetro y sin saber que a todos los demás les estaba sucediendo algo parecido, subimos por la Castellana. He aquí otra fotito llegando a Nuevos Ministerios:



Como la cámara era la del móvil y estaba en movimiento, sale un poco rara y la torre del BBVA parece más bien una torre Kio.

Apreté como pude y terminé en 49:36. Un tiempo bastante malo para tratarse de una carrera, aunque no tan malo como para arrepentirme haber aparecido por allí. Fue allí donde me enteré de que por lo visto la carrera estaba mal medida. Había quien decía que eran 300 metros de más. Otros decían que 400. Otros que 500. Digamos que allí todos estaban de acuerdo con que sobraban metros por algún lado. Fue un alivio, porque eso quería decir que había hecho un tiempo bastante mejor.

Al volver a casa decidí tomar una foto del mismo sitio donde tomé la anterior. Hay 64 minutos de diferencia entre la foto anterior y esta:



Es curioso cómo cambia el paisaje en tan poco tiempo.

¡Qué bueno es correr! Pero eso sí, de tanto apretar, las agujetas me duraron dos días. Quién diría que corro la misma distancia cuatro veces por semana... Desde luego, ¡no es lo mismo correr que correr!.

jueves, 8 de octubre de 2009

Corriendo a la luz de la Luna llena

Esta semana ha sido realmente dura. Varias noches de dormir casi nada y de pasarme horas frente al ordenador programando y descubriendo las razones por las que había que volver a pasar todos los datos una vez más. Es lo que tiene el preparar la tesina para el máster de biofísica. Pero lo que realmente me gusta es que lo que hago le vaya a servir a más gente más adelante. Ahora me paso yo horas y horas frente al ordenador, pero mi esperanza es que por cada hora mía frente al ordenador, otro se ahorre las que sean.

Con la tontería de salir del laboratorio pasada la medianoche estoy disfrutando de carreras muy chulas. Resulta que estos días ha sido Luna llena y eso, unido al fresquito de las primeras noches de otoño y el correteo de los jabalíes, me está viniendo muy bien para relajarme de tanto trabajo. Hay gente que dice que correr cansa, pero a mí me deja como nuevo.

Los jabalíes esta vez me los encontré en pleno carril. Uno de ellos de hecho estaba rebuscando en la parada del autobús. Quizá esperaba 701 para ir a Plaza Castilla, no sé. Me pregunto si tendrán un abono de transportes especial. Lo que sí es cierto es que son muy asustadizos. Pobres. Uno de ellos (que encontré solo en el carril en el tramo que hay después del Foxá y después del túnel que va hacia el norte de Tres Cantos) huyó despavorido hasta ir al centro de una rotonda. Desde donde yo estaba hubo un momento en que parecía una especie de versión cochina del toro de Osborne.

Pero no sólo cuando vuelvo a casa corro por la noche, ¡también cuando salgo! Ahora que los días son más cortos me estoy dando el lujo de ver el amanecer desde el carril bici.

He aquí una muestra: este es el principio de mi carrera matutina, en la entrada del norte (como es habitual)



Y este es unos 48 minutos después, a mi llegada a la entrada norte de la Universidad Autónoma:



Es una pena que mi cámara, una Sony baratita pero funcional, no es capaz de tomar buena nota de los muchos colores bonitos que había en este amanecer.



PD: Hablando de la Luna... creo que el señor este de aquí arriba que va vestido de astronauta se ha despistado y por alguna razón ha acabado en este blog desde otro planeta. A mí no me preguntéis que yo no sé nada.