Un blog personal sobre el carril bici que une Tres Cantos con Madrid y Colmenar Viejo.

viernes, 31 de diciembre de 2010

El reto chocolatero - 582 km

¡¡Feliz 2011!!



Hace tiempo que os debo una actualización sobre el reto chocolatero. Ya apenas faltan 31 días para el final, y aunque llevo más de la mitad, se me está poniendo cuesta arriba. Está claro que un reto es un reto, y eso es lo que tiene de interesante. Pero el hecho es que entre los dos viajes que he hecho este mes (viajes a los que no me he llevado Rocinante) y el trancazo que me cogí hace unos días... apenas estoy pedaleando. Llevo unas semanas en el kilómetro 582.

Pero no os frotéis aún las manos, que no hay que cantar victoria tan rápido. En cuanto me reponga del trancazo este voy a empezar a pedalear, incluyendo fines de semana si hace falta, así que no está tan claro que vaya a haber chocolate para todos, jeje.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

pedaleantes por el mundo (I) - Véneto

Esta es la primera entrada que redacto íntegramente en el autobús, que me voy al extranjero por Navidad. No es que me vaya muy lejos, que me voy a Portugal, pero me salgo del mapa del tiempo, y para celebrarlo, inauguro una sección: pedaleantes por el mundo. O dicho de otra manera, usos y costumbres bicicleteras de otros países que llamarían la atención a un pedaleante español. Otras formas de ver la misma cosa. (Nótese que ya he publicado alguna entrada que bien podría estar en esta sección, como los dublineses paseando al perro en bici).

Yendo al grano, hoy quiero hablar de la bicicleta en Véneto, esa región de Italia cuya capital es Venecia. En Venecia, como es lógico, la bici no tiene mucho éxito, pero en el resto del Véneto la bicicleta es un medio de transporte serio y respetado. Probablemente la orografía de gran parte de la región (es decir, la llanura Padana) tiene algo que ver con el hecho de que no pocos vénetos octogenarios emplean la bici (los octogenarios madrileños lo tienen más difícil).

De hecho, en el Véneto la bici es un medio de transporte normalísimo, y no es que los conductores sean más precavidos (¡puf!), ni las infraestructuras mucho mejores que en Madrid (sí, los carriles bici son un poco mejores, pero tampoco os creáis que son la panacea universal, porque están muy mal cuidados... todo hay que decirlo).

Curiosamente, en Madrid se pueden dividir los ciclistas regulares en dos categorías principales: los deportistas y los ecologistas (yo me autoincluiría en ambos grupos). En Véneto (como en muchos otros sitios muy llanos, como Holanda) los ciclistas son tan variados que abarcan casi cualquier persona. Y para muestra, aquí os dejo una foto que hice donde se ve en Padua una mujer de "taitantos" (probablemente no muy deportista) pedaleando con su abrigo de piel (por lo que probablemente tampoco sea muy ecologista):



Ahí queda eso.

¡¡Felices fiestas!!

lunes, 13 de diciembre de 2010

Corriendo y pedaleando con Cosme

Hace tiempo que quiero poner una entrada para presentaros al nuevo compañero de piso, Cosme.



Ya le mencioné hace poco (ya que, junto con Lola, está apuntado al reto chocolatero en su versión canina, que consiste en un hueso de cuero), y ya ha aparecido en Jamón verde

Cosme es un hermoso (y travieso) cruce de mastín con pastor alemán que tras quedarse en el paro (tenía contrato indefinido como vigilante de seguridad en un jardín, pero... cosas de la crisis) se ha venido con nosotros el pasado mes de septiembre. Ahora está haciendo unos cursos del INEM para ser perro urbano, y de vez en cuando sale a correr conmigo. Unas veces voy corriendo con él, y otras voy montado en Rucio por el Parque Central.

Ir en bici con un perro es más fácil de lo que pensaba. A Cosme le gusta mucho tirar (aunque tras un cursillo intensivo ya sabe controlarse), y pensaba que sería muy fácil para él desequilibrar la bici. Sin embargo, tras hacer unas pruebas, vi que la bicicleta en marcha tiene suficiente estabilidad como para aguantar sus tirones (aunque si apareciera un gato igual la cosa cambiaba) atando su correa al trasportín de la bici.

Correr se hace ya más complicado si uno no tiene el equipo adecuado. Más que nada por las leyes fundamentales de la física: ni mi centro de gravedad está en mi mano (que es lo que sujeta la correa), ni el centro de gravedad de él está en el cuello, que es donde tiene el collar. Pero recientemente he descubierto el canicross, un nuevo (nuevo para mí, quiero decir) deporte en que humanos y cánidos se complementan para quemar grasas y liberar endorfinas.

No es sencillo encontrar quien venda el equipo adecuado para hacer canicross, y desde luego no es lo más barato, pero la Pingüina Veloz, ilustre canicrossera, ya me ha recomendado el mejor sitio en el que hacer tamaña inversión.

¡Os tendré informado sobre nuestras aventuras!

lunes, 22 de noviembre de 2010

Corriendo de Tres Cantos a Plaza Castilla

Algunos corredores somos un poco lo contrario a Pinocho: él era un muñeco de madera que quería ser un niño blandito al que se le pudiera dar un pellizco en el culo. Nosotros los corredores, sin embargo, nos esforzamos cada día por tener piernas que parezcan de madera, y que al que intente darnos un pellizco se le parta el dedo.

Bueno, probablemente tampoco sea eso, pero oye, de alguna manera había que empezar esta entrada, que si no se hace muy aburrido. Y es que en mi afán por mejorar tiempos, me he dado cuenta de que no estoy mejorando mucho distancias.

En lo que a tiempos se refiere, los tengo de todos los colores y tamaños: tengo tiempos rapiditos, tiempos lentos, tiempos que empiezan muy bien y acaban tortugueros, tiempos que se mantienen constantes durante todo el recorrido, tiempos dignos de una película de miedo (aquellos en los que uno revienta y se acerca a la hora). Bueno, sí, me faltan tiempos de menos de 42 minutos, pero oye, el que tenga uno de esos repetidos, que no sea tacaño y que me lo pase para la colección (yo le puedo dar tiempos de los de peli de miedo, que también los tengo repes).

Pues eso, que tiempos, todos los que queráis. Pero recorridos, siempre el mismo, ya que me limito a hacer el recorrido UAM - Tres Cantos (o al revés) una y otra vez. Así que para cambiar de aires, estoy corriendo distancias más largas una vez a la semana. Por ejemplo, el otro día quedé con un amigo para desayunar en Plaza Castilla y me fui corriendo desde la Plaza de la Peseta de Tres Cantos. Dieciocho kilómetros. Y oye, ¡qué bien que me sentó! También porque era domingo muy de mañana y me pude hacer todo Fuencarral sin contar con la compañía de esos adorables vehículos de tracción mecánica que salen por todas partes como si yo fuera de los que corren con un paquete de donetes.



En la foto de aquí arriba se ven las cuatro torres desde El Goloso. Asoman desde el horizonte, como si estuvieran jugando al escondite y no quisieran que las pille. La verdad es que impresiona verlas tan pequeñas y pensar que uno va a correr hasta allí. De hecho, a veces da la impresión de que según se acerca uno, ellas se van alejando. Pero no, ahí están, estáticas.

Curiosamente, por mejorar distancias, he empeorado un poco los tiempos, ya que el viernes pasado corrí 20 km (una ida y vuelta a la Autónoma). El domingo siguiente me había apuntado a los 10 km de Rivas, y yo aún seguía sin estar al 100% desde el viernes. Resultado: 48:50, bastante peor que en mi última carrera (los 10 km de la carrera de otoño de Tres Cantos). Sobre todo teniendo en cuenta que el año pasado en los 10 km de Rivas hice mi MMP, 44:59. Pero es que por una extraña ley de la física, resulta que hay una relación muy estrecha entre el tamaño del michelín y la velocidad a la que se desplaza el propietario de dicho michelín.

Ya lo decía Newton: F = m * a.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Cuando vayas en bici, usa el casco

Edición a 4 de agosto de 2012: de acuerdo con las recientes declaraciones del Ministro del Interior acerca de la intención de instaurar el casco como elemento obligatorio en ciclistas, se hace necesario aclarar que, si bien el autor de este blog recomienda el uso del casco, se opone a su obligatoriedad en general. Si los lectores están interesados en profundizar este debate, se ruega dejar un comentario, o utilizar en twitter el hashtag #NOalCascoObligatorioConBici

Tras seis años como ciclista urbano, puedo decir que en la inmensa mayoría de mis kilómetros en bici siempre he llevado el casco puesto (algo que no todos los pedaleantes del carril bici secundan). El casco es uno de esos objetos que no sirve para nada casi nunca. Pero cuando sirve te puede salvar la vida. Yo ya he tenido tres o cuatro caídas menores con la bici, pero nunca me había golpeado la cabeza, por lo que el casco no fue parte activa de mi protección.



Sin embargo, el pasado lunes 8 de noviembre volvía yo del laboratorio por la noche. Si lo recordáis, fue un día con vientos muy fuertes, de esos en los que cuesta mantenerse en equilibrio en la bici (e incluso de pie). Al pasar la curva del puente verde, que es cuesta abajo, y con la escasa iluminación que había... me encontré con algo. Y cuando vi lo que era, era ya demasiado tarde para frenar o esquivarlo: un árbol (no muy grande, pero un árbol), que el viento había arrancado y tirado. Se había quedado cruzando el carril bici, con el tronco a una altura de metro y medio del suelo. Lo único que pude hacer al verlo fue bajar la cabeza. Oí como la rama principal golpeaba fuertemente con el casco, y algunas ramas secas secundarias saltaron por los aires. Y yo como si nada. ¡Si no hubiera llevado protección estoy más que seguro de que no me habría quedado tan contento!

Paré la bici y aparté el árbol, dejándolo a un lado del carril bici (ahí sigue). Si llevar casco seis años ha servido para ahorrarme semejante coscorrón, ¡bienvenido sea!

Así que no seáis tontos, y llevad el casco. Hay cosas que uno no puede predecir.

lunes, 8 de noviembre de 2010

El reto chocolatero - 340 km

Al final esta semana se aprovecharon unos 50 km para superar el reto chocolatero. Quizá algunos os preguntéis que, (1) habiendo 10 km de distancia entre mi casa y el laboratorio, y (2) yendo 5 veces por semana al laboratorio sin usar medios mecanizados, ¿cómo es posible que no consiga sacar 100 km por semana?

Bueno, lo cierto es que sí que me hago unos 100 km cada semana (excepto cuando tengo fiebre por lo que sea, o cuando voy acompañando a alguien; y alguna vez porque me sale de las narices, faltaría más), pero no siempre los hago con Rocinante. Algunas veces recorro esa distancia corriendo, y cuando hago eso Rocinante se queda en la Universidad, así que para volver al día siguiente, tengo que volver también corriendo (lo que yo llamo fórmula 1+2+1), o bien me vuelvo con Rucio (la bici de montaña), el cual no tiene cuentakilómetros (y si lo tuviera, no sería tan chulo como el cuentakilómetros analógico de Rocinante, claro).

Bueno, haciendo recuento de los apuntados al reto chocolatero, tanto los que ya estaban apuntados como los nuevo, tenemos:

* José Sen-Sey
* Verdinha
* Oli
* Margoth
* Jota
* Julián (Julián, apuntado a la apuesta estás, así que si al final te tengo que invitar, te invitaré cuando vengas, ¡porque imagino que algún día vendrás por estos parajes!)
* Pingüina Veloz
* Kiwi (¡bienvenido al blog!)

También participan
* Cosme
* Lola

pero estos dos, debido a su predisposición genética a tener diabetes, no van a apostar por chocolate, sino por un suculento hueso de cuero de los que se venden especialmente para cánidos.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Actualización sobre el Reto Chocolatero

Muy buenas, lectores. Esta es una actualización acerca del Reto Chocolatero. A menos de tres meses para que se cumpla el fatídico plazo, ya llevo casi 289 kilómetros con Rocinante, como se puede deducir de la foto que sigue a este párrafo.



No hace falta ser físico teórico (basta con hacer una sencilla regla de tres) para ver que me sale que a este ritmo debería tener hechos 937 kilómetros (2937, si tenemos en cuenta la distancia recorrida desde que tengo a Rocinante) para cuando se cumpla el plazo la medianoche entre el 31 de enero y el 1 de febrero. Esto significa que me quedaría corto por unos 63 kilómetros. Y no me hace ninguna gracia tener que hacérmelos todos juntos la tarde del último día, así que una de dos (a) o voy espabilando, o bien (b) tendré que disponerme a invitar a los cinco lectores que dejaron su comentario en la entrada correspondiente.

Hay tensión en el ambiente. Y para aumentar la tensión aún más... ¡¡atención!! Se da una segunda oportunidad a los que no dejaron comentario la vez anterior: quien deje un comentario en esta entrada antes de la media noche del viernes 5 de noviembre, también será invitado a chocolate con churros/porras en la chocolatería de Vallecas (siempre y cuando no consiga yo completar los 1000 kilómetros con Rocinante antes de la media noche del 31 de enero, claro).

Con eso lo digo to'...

lunes, 25 de octubre de 2010

El último gordolobo

Quien sigue este blog sabe, si hace algo de memoria, de mi afición por los gordolobos, que lejos de ser unos lobos que se hartan de comer, son una plantas de flores amarillas que se encuentran por doquier en tierras castellanas, incluyendo el carril bici. Me encanta verlos mientras corro.



La flor de la foto es una de las últimas que se pueden ver por el carril bici. Está cerca de las encinas de la mitad del camino, y la foto es del 21 de octubre. Para ser una flor de junio, llama la atención que a finales de octubre aún quede alguna aguantando hasta el último momento.

Me encanta el aspecto que tienen estas plantas. Son bianuales. El primer año se lo pasan con la pinta de una especie de lechuga rara de hojas gruesas y aterciopeladas. En esta fase de su vida, llaman poco la atención y rara vez uno se fija en ellos. Tienen esta pinta:



Durante su segundo año al principio pasan desapercibidos, pero al final de la primavera crecen vertiginosamente sacando a relucir un montón de flores amarillas. Tras el verano, van secándose poco a poco y sin que uno se dé cuenta, los gordolobos que están en su segundo año desaparecen. Bueno, en realidad, aunque ya sin vida, no desaparecen físicamente, muchos quedan ahí incluso hasta el año siguiente, secos, de pie, como una especie de planta-zombi de color marrón oscuro que se confunde con los arbustos y en la que uno normalmente no repara.

Con las hojas de los gordolobos jóvenes (los que están en su primer año) se puede hacer té de gordolobo, pero como la planta es tan abundante nadie lo vende en el supermercado y consecuentemente nadie toma té de gordolobo. Así que paradójicamente, está por todas partes pero por los milagros de la mercadotecnia, nosotros nos tomamos un té hecho con hojas que se traen del otro lado del planeta (situación muy parecida que se da con las acículas de pino, que además al parecer tienen vitamina C y todo). Por cierto, si os apetece haceros un té de gordolobo, deciros que es mejor coger las hojas del interior del "cogollo" (hay quien dice que las del exterior dan pesadillas, mientras que las del interior ayudan a dormir, pero yo no lo he observado), y hay que lavarlas bien (especialmente si cogéis de las del carril bici, porque después de un año al lado de la M-607 cogen mucha guarrerida de los coches).

lunes, 18 de octubre de 2010

XXX carrera del CSIC

Bueno, parece que poco a poco voy calentando motores y voy cogiendo ritmo en lo que a esta faceta de mi persona se refiere. Esta semana he corrido 40km, he mejorado mi marca de la temporada para los 10K (lo cual no era difícil, pero oye, todo está en ir mejorando poco a poco), y me he recuperado rápido de un trancazo bastante gordo de la semana pasada.

Incluso estoy empezando a controlar lo que como nuevamente (pero no tanto como el año pasado) y parece que la cosa va funcionando porque me he puesto por debajo de los 80kg. Teniendo en cuenta lo que uso la bici y lo que corro, está claro que si todavía ando lejos de los 70kg que me he propuesto pesar alguna vez en mi vida, esto se debe únicamente a que soy un glotón de campeonato. Vicio que comparto con Cosme, mi perro (aunque no comamos las mismas cosas), del que os hablaré en otra entrada.

Pero vayamos al grano: hoy he participado en la XXX carrera del CSIC. A pesar de lo que las tres equis puedan sugerir a algunos guarretes, esta es una carrera muy decente. Para mí empezó un poco antes que para los demás por el simple hecho de que hasta 50 minutos antes de que empezara yo estaba en Tres Cantos convencido de que la carrera comenzaba a las diez. Y no, comenzaba a las nueve. Así que el calentamiento vino de propina.

Como ya he dicho, mejoré mi tiempo de los 10K, lo hice en 48:20, es decir, 1:40 menos que hace dos semanas. Teniendo en cuenta que mi objetivo es conseguir correr los 10K en 43:30, aún estoy bastante lejos. Y lo que está claro es que mi principal rival son los 10kg de grasa que me llevo a todas partes, así que voy a tener que empezar a priorizar por allí si quiero ir mejorando.

Probablemente a la mayoría de vosotros estas vicisitudes no os digan gran cosa, pero sólo quiero decir que aunque no se trate de grandes proezas, me hace sentir tremendamente bien el hecho de que poco a poco vuelvo a las andadas, después de una primavera y un verano sin apenas hacer deporte.



Esta foto la tomé después de la carrera. Pero si queréis ver muuuchas más fotos, no os perdáis el Ricón del Korrecaminos, donde Raúl (el correcaminos en cuestión) ha tenido el DETALLAZO de sacar 331 fotos de la carrera para que nosotros las veamos por la feis. Yo no me he encontrado, pero si me veis por allí, avisadme. Por cierto, desde aquí le deseo a Raúl una pronta recuperación para que en vez de sacar fotos se dedique a correr, que es lo suyo.

¿Mi próxima carrera? Los 10 km de la XII Carrera de Otoño, que es el proximo 7 de noviembre en Tres Cantos... ¡claro!

domingo, 3 de octubre de 2010

GambiaRace: el desenlace

Como ya comenté ayer, hoy participé en la GambiaRace, una carrera que además de enseñarnos algo de geografía africana, sirve para que la gente se anime y apoquine los cuartos que tanto le hacen falta al principal hospital de dicho país.

¡Al final no se me dio tan mal la carrera! No sé cuál es el tiempo oficial o el del chip, pero el supercronómetro de mi Nokia me dice que tardé 49:58.94, o sea que un segundo por debajo de los 50 minutos. Yo ya le decía a mi compañera que estaría contento si bajaba de 52. Ahora ¡a ver si lo mejoro en la carrera del CSIC!

Había muy buen ambiente, y los servicios de cualquier carrera seria: baños, guardarropa, etc. Aquí hay una foto que saqué con el móvil con el ambientillo precarrera:



Una cintita de color que había que ponerse en la pulsera era nuestra declaración de intenciones. A los que decían que iban a tardar menos de 45 minutos, les daban una cinta de color naranja (creo), a los que decían que iban a tardar entre 45 y 50 minutos les daban una verde. Y a los que no pensaban poner el turbo ni así les viniera el chucho de los Baskerville pisándoles los talones, a aquellos se les daba una cinta de color rosa. Yo, viendo la botella medio llena, me cogí la cinta verde.

Al parecer la policía municipal no daba el visto bueno para que pudiéramos empezar a correr, y tardamos un poco en que nos dieran permiso para salir escopetados. El pobre chico que estaba al micrófono ya no sabía donde meterse, pero aguantó el tipo. Aquí hay otra foto de los minutos de espera:



La carrera, que era por la Casa de Campo, tenía una parte de asfalto y otra sobre tierra, por lo menos para los que hacíamos la de 10km. Los que corrían la mitad, se dividían en un cierto punto del recorrido y luego en los últimos kilómetros, cuando volvíamos a confluir con ellos, encontrábamos a los más tranquilos (con carrito de niño, etc).

Una cosa que me descentró un poco fue que no había, o no vi, marcas kilométricas. Así no se puede saber si uno va bien o no. Pero bueno, tampoco es algo grave.

En la carrera había por lo menos un corredor no humano. Por su tamaño no se puede decir que fuera el mencionado chucho de los Baskerville, desde luego, pero sí que es cierto que corría que se las pelaba el muy HdP. En esta foto vemos el momento exacto en que me hizo morder el polvo:



Ahí donde le veis iba muy ufano, con aire de «aquí estoy porque he venido». No le volví a ver el pelo hasta el final de la carrera. Oye, que si hubiera sido un perro grande se comprendería, pero ¡que alguien con las patitas tan cortas te gane en una carrera de 10 km tiene tela, eh! En todo caso, me alegró que su dueño tuviera el detalle de llevar a su mascota a correr. Es lo que más alegría le puede dar al animal.

Al final de la carrera empecé a ver que algunos (no muchos, pero algunos) de los que me adelantaban tenían la cinta de color rosa, es decir, que pensaban que iban a hacer la carrera en más de 50 minutos. ¡Me estaba acercando a la zona peligrosa! Pero en menos de lo que pensaba empecé a ver el lago y a escuchar al comentarista de la meta. Y con gran alegría vi que mi tiempo era mejor del que esperaba. ¡A ver si bajo de peso para aspirar a correr por debajo de los 45 minutos!

sábado, 2 de octubre de 2010

La primera carrera de la temporada: Gambia Race

Pues sí, me perdí la de Madrid corre por Madrid, pero me he apuntado a la carrera de 10 km de Gambia Race. Además, tiene el aliciente de que el dinero se va a destinar íntegramente al principal hospital de Gambia, un pequeño país africano rodeado por Senegal con un sistema sanitario en apuros.



Los organizadores de la carrera dicen que no tienen experiencia en la organización de este tipo de eventos. Y lo cierto es que por ahora me están dando muy buena impresión; de hecho, mejor impresión que otras carreras organizadas por profesionales. No creo que los organizadores lean mi blog, pero si alguno me encuentra, ¡buen trabajo! Mañana veremos a ver qué tal. Pero ¡es emocionante ver a gente con tanta iniciativa!

Eso sí, si gano yo... es que hay tongo, jeje. La verdad es que no tengo grandes esperanzas de hacer un tiempo estupendo (recuerdo con añoranza la carrera de Rivas en la que bajé de 45 minutos, aunque allí pesaba yo 73 kg; citando a Risco, «pesar menos de 80 kilos es doping»). Añadido al hecho de que he empezado a entrenar el mes pasado, hoy me he levantado con el tendón de Aquiles hecho polvo, y no sé por qué, ya que no corrí ni el jueves ni el viernes y ayer estaba bien. Misterios del cuerpo humano. Excusas, excusas... pero el hecho de haberme apuntado a una carrerita de 10 kilómetro ya me anima de por sí.

Noticias sobre el reto chocolatero

Por cierto, los que se apuntan al reto chocolatero (es decir, aquellos a los que tendré que invitar a un chocolate con churros/porras si no consigo alcanzar los tres mil kilómetros con mi bici Rocinante antes de que acabe enero) son los siguientes:

* José Sen-Sey
* Verdinha
* Oli
* Margoth (que no tiene blog conocido, pero que se le perdona por haberse apuntado a la carrera de mañana)
* Jota

A ver qué pasa. De momento llevo ya casi un sexto de lo que debería tener hecho (algo que se puede ver más o menos actualizado en la columna de la derecha).

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Dos mil kilómetros

Tengo la costumbre de hacer una foto de Rocinante allí donde se cumpla un nuevo millar de kilómetros. Anteayer llegué a los dos mil kilómetros con él, hecho que tuvo lugar en Tres Cantos. Llevaba unos días pendiente del cuentakilómetros. Tenía que ir al banco, y cuando me quise dar cuenta ya me había pasado unos seiscientos metros. Así que, con unos metros de retraso, aquí está la foto del acontecimiento:



Vamos a hacer un pensamiento al respecto: teniendo en cuenta que los mil kilómetros los cumplí el pasado 13 de diciembre (unos cinco meses después de comprar la bici), y que desde entonces han caído nueve meses... no se puede decir que haya pedaleado mucho. O por lo menos no tanto como antes. Y es cierto, por distintas razones hasta el mes pasado no he ido en bici tanto como me hubiera gustado. Pero si la cosa va como me gustaría que fuera, en enero estaremos celebrando el tercer megámetro.

Y si no, pienso invitar a un chocolate con churros (o porras) en la chocolatería Pinilla (la de Vallecas) a todo el que deje un comentario aquí antes de que termine este mes de septiembre. Ahí queda eso.

Para el atrevido que no sepa dónde está la chocolatería, aquí pongo una imagen ampliable:


viernes, 3 de septiembre de 2010

Empieza la temporada

Pues sí, el pasado 31 de agosto empezó "oficialmente" mi temporada. El autor de este blog empieza una nueva aventura de sudores, ganas frustradas de zamparse un helado de chocolate, empujones para vencer al cronómetro, tazones de lentejas, quinquetas frenéticas, hojas de excel medidoras de calorías y proteínas, algún que otro inevitable pinchazo con la bici, algún que otro largo en la piscina, carreras acompañado de jabalíes, pedaleos bajo la lluvia... y, espero, ninguna lesión.



La temporada fue inaugurada con una carrerita desde el CBM hasta la primera fase de Tres Cantos. Este acto coincidió con la ceremonia de clausura del periodo de vagancia generalizada que caracterizó los últimos meses. El tiempo realizado fue deliberadamente pésimo: 54:27.00, consecuencia directa de la regla principal de esta carrera inaugural (mirar el cronómetro de mi nokia sólo tres veces y no más. Recordemos que en el párrafo anterior uno de los objetivos es, además de correr entre jabalíes, no lesionarme).

Como se puede ver a la derecha, mi mejor tiempo para este recorrido es 42:33.23, algo que conseguí el dos de diciembre pasado. Esta es la fecha aproximada de cuando me di a la buena vida hasta el día de hoy, lo cual repercutió en la barra caracolera que se observa en la cabecera del blog, donde se puede observar que el caracol que indica mi peso se ha salido de la barra, originalmente entre 70 y 80 kg, para posicionarse en los, cuidao que va, ¡81.6 kg!

¿Conseguiré mejorar esos 42.33? ¡Manténganse atentos a sus pantallas!

lunes, 23 de agosto de 2010

Inmigrante ilegal

Pues sí, me he convertido en un inmigrante ilegal. Pero al contrario de lo que muchos podrían pensar, apenas me he movido de donde estaba. Eso es porque soy un inmigrante ilegal en el tiempo. Resulta que me he metido en un nuevo periodo de mi vida sin visado ni pasaporte en vigor.



Al contrario de lo que pasa con otros inmigrantes ilegales (los inmigrantes ilegales en el espacio), si me pillan los cronoguardias (la policía del tiempo) no me deportan a mi época de origen ni nada similar. Simplemente me hacen un interrogatorio para saber qué hago aquí, para qué he venido y qué pretendo. Si no tengo respuesta, el interrogatorio dura indefinidamente hasta que sepa darla y no me dejan hacer otra cosa. Así que más vale que me vaya aclarando una buena respuesta para darle al cronoguardia de turno.

De momento, una de las cosas que pretendo hacer en este nuevo tiempo que me acoge es seguir disfrutando de Rocinante, de Rucio y de mis carreras de madrugada por el carril bici.

lunes, 26 de abril de 2010

A esa minoría cochina

Ya he hablado en su momento de los jabalíes del carril bici. Salen por las noches para comer bellotas de las encinas y huyen despavoridos cuando se acerca alguien en bici.

Hoy me apetece hablar de otra especie, no muy lejana a los jabalíes: los cerdos. Pero estos cochinos son más humanos de lo que parece. Resulta que, entre los miles de ciclistas que se animan a usar el carril bici ahora que empieza el buen tiempo, probablemente uno de cada mil es un marrano sobre ruedas. No es mucho, pero es suficiente como para encontrarse cosas como esta por el carril:



sábado, 3 de abril de 2010

Perros del carril bici (y iii)

Me comentaba Oli que seguro que dejo lo mejor para el final. Y efectivamente así es, porque aquí llega, en exclusiva desde las cercanías de Colmenar Viejo, la tía buena del carril bici... ¡en bolas! Bueno, quizá aquello de «lo mejor para el final» sea principalmente para Rex, el Dálmata y el Amigo del Dálmata. A nosotros no nos hará tanta ilusión, porque somos de la especie equivocada.



Como ya se dijo
- No me comprendes, ¡Soy un humano!
- Nadie es perfecto...


¿Cómo estoy tan seguro de que es una mastina?

jueves, 1 de abril de 2010

Paseando al perro en bici

Voy a aprovechar la temática de los últimos días para hablar de perros en otros carriles bici.

Mientras que en España ir en bici es algo que se hace los fines de semana en el parque, o los puentes en la sierra, o el verano en el pueblo (y siempre disfrazado de Indurain)... hay otros países donde ir en bici es algo muy natural y hay hasta quien va en vaqueros o con traje. La gente no sólo va al trabajo o a la escuela en bici. Algunos van más allá e incluso sacan el perro a pasear en bici (algo que yo ya no recomendaría), como en la foto que aquí os pongo y que saqué en Dublín el pasado 27 de junio:



Está claro que el perro así hace el ejercicio que necesita o más. Si además toma batidos de proteínas, acabará por ser un perro cachas. Lo que ya no sé es qué le pasará al ciclista si aparece una perra por ahí o un gato. Probablemente una de dos: o acaba con un buen raspón... o se apunta a ciclismo de obstáculos.

sábado, 27 de marzo de 2010

Perros del carril bici (ii)

Siguiendo con el censo perruno del carril bici, hoy os presento a Rex, un amiguete que conocí cuando empecé mis andanzas por el carril bici, el día de la gran nevada de enero de 2009:



Rex es un pastor alemán que ahora tiene cuatro años y que vive en una casa que hay cerca de la rotonda donde está la desviación hacia Alcobendas. Es también muy bueno en su trabajo. Normalmente, cuando paso por allí suelo silbar o tocar el timbre, ya que hay que pasar por un túnel antes de llegar a la Autónoma y es importante que un posible ciclista al otro lado sepa de mi presencia. Rex casi siempre se percata y aunque no me vea, suele ladrar.

Desde aquí, si me lee su amo, le doy las gracias por enviarme esta foto, ya que aquel día la batería de Ceniciento andaba floja.

jueves, 25 de marzo de 2010

Uyuyuy qué miedito me da la báscula

Esta quinqueta ha sido un auténtico desastre. Aún no ha terminado, pero vamos, que se ve venir. Ya veremos el palo que me va a dar la báscula la próxima vez que me ponga encima (que toca este sábado).

Analicemos la situación por partes:

1)

sábado, 20 de marzo de 2010

Perros del carril bici (i)

Entre la fauna que hay por el carril bici no hay que olvidarse de los perrotes que hay en las distinta casas de la zona. En mi censo canino personal se encuentran cuatro hermosos ejemplares de Canis familiaris:


  • un pastor alemán cerca de la bifurcación hacia Alcobendas,

  • un dálmata que hay en una casa con jardín entre el puente verde del sur de Tres Cantos y el puente rojo (el que hay un poco más al sur),

  • un amiguete del dálmata que hay en una casa justo detrás,

  • una mastina que hay en una zona de vacas entre Tres Cantos y Colmenar Viejo.



Hoy hablaré del dálmata y su amigo.

miércoles, 24 de febrero de 2010

Centrándome en uno de los objetivos

He añadido a la cabecera de este blog una barra donde voy indicando mi peso, por motivarme con una cosa más... y también por encontrar una excusa para poner un caracol en el blog (Oli, otro fan de los caracoles, ya tiene el suyo, ¡así que este blog no va a ser menos!).

Como se puede ver, ahora mismo voy por los 74.6 kg, y el objetivo es estabilizarme hacia los 70 kg, que es más o menos mi peso ideal. En diciembre logré igualar mi récord de peso mínimo, 72.7 kg (desde que en 2004 me dio por poner en un excel mi peso cada semana), pero unas fiestas que hay entre mediados de diciembre y mediados de enero cambiaron un poco mis perímetros corporales... perdón, quería decir parámetros corporales.

lunes, 22 de febrero de 2010

Tras la tormenta viene la calma

... y con la calma ¡llega el momento de ponerse piernas a la obra!

Las últimas semanas he tenido que activar el estado de guerra en mi lucha contra el mundo. Bueno, tampoco vamos a exagerar, digamos mi lucha por terminar el Máster de Biofísica y preparar la charla de las Jornadas de Proteómica. Pero ha sido una semana muy chunga en la que ha habido varios días seguidos en los que apenas he dormido dos horitas.

Ni qué decir tiene que con tanta cosa no he podido ni correr, ni bloguear, ni comer como es debido. Esto último más bien porque mi cuerpo me pedía una alegría, y yo se la daba en forma de chocolate, o lo que se pusiera por delante.

Y es que los buenos hábitos son como un castillo de naipes: te pasas un largo tiempo construyéndolos, pero si se te cae la carta que está más arriba del todo, se te cae el castillo entero y tienes que volver a empezar.

martes, 26 de enero de 2010

Las encinas de la mitad del camino

Lo de mitad del camino es relativo, depende del camino que haga cada uno. En mi caso la mitad del camino del carril bici, entre la salida norte de Tres Cantos y la UAM, se halla exactamente donde hasta no hace mucho había un cartel de salida de camiones unos metros antes de una casa que queda a la izquierda (viniendo desde el norte).

Pero lo más emblemático de este pequeño tramo del carril bici para mí son, sin lugar a dudas, las dos hermosas encinas que se pueden encontrar unos doscientos metros más adelante.



lunes, 11 de enero de 2010

Aniversario retrasado

El pasado sábado cumplía este blog un añito. Sin embargo no pude escribir ninguna entrada porque no tenía internet, así que aprovecho ahora.

Curiosamente, hace un año hablaba de una gran nevada. La historia se repite, porque ayer cayó una buena, y esta mañana el carril bici estaba... como el año pasado por estas fechas.



Mañana va a ser difícil correr, porque la nieve se habrá solidificado y uno se puede dejar la cadera en un desliz (si no la crisma). Pero me siento positivo, porque ayer corrí por primera vez en unas tres semanas, después de un gripazo que me tuvo bastante más parado de lo que me hubiera gustado.