Un blog personal sobre el carril bici que une Tres Cantos con Madrid y Colmenar Viejo.

domingo, 25 de noviembre de 2012

Cómo entrar a Madrid en bici por el norte

Si vivís en Tres Cantos o Colmenar Viejo, o si vais mucho a la Universidad Autónoma, es muy probable que os tiente pensar en ir algún día a Madrid en bici. Pero hay tres cosas que os pueden echar para atrás, y que en realidad se arreglan con información:

Mito número 1: «buf, es que ir a Madrid en bici debe de llevar mucho tiempo». Bueno, esto sólo es cierto si vais a Aluche o a Vallecas. Pero si vais a, por ejemplo, de la Universidad Autónoma a Fuencarral, os sorprenderá saber que se llega en un cuarto de hora (el autobús a veces tarda 20 minutos en pasar). O que Plaza Castilla está a 50 minutos de Tres Cantos (yendo tranquilos). En autobús o en tren a veces tardaréis más, sobre todo porque 1) a la bici no hay que esperarla, 2) no sufre atascos, y 3) con la bici vais hasta la puerta de vuestro destino, con el bus vais sólo hasta la parada y luego a andar.

Mito número 2: «Con el frío/calor/lluvia... es que no apetece nada la bici». Dice un proverbio que quien de verdad quiere algo encuentra razones, mientras que quien en el fondo no quiere... encuentra excusas. Así que si en realidad no queréis, no os comáis la cabeza, hay muchas alternativas a la bici. Pero si hay algo que os dice que debe de ser interesante, os recomiendo que veáis este vídeo de ciclistas en Copenhague, donde un contador de bicis ya va por más de tres mil, y las condiciones son mucho más duras que en Madrid. Yo como mejor arreglo esto es llevando ropa en la mochila (para cambiarme en el destino) y aprendiendo a abrigarme: el cuerpo necesita menos abrigo (porque con el ejercicio nos calentamos y el abrigo nos haría sudar), al tiempo que las manos y el cuello necesitan más (así que menos chaqueta y más guantes y bufandas).

Mito número 3: «Ya, muy bonito, pero con la M40, la M30 y todo el follón, a saber cómo se mete uno en Madrid». Esto se arregla leyendo lo que queda esta entrada, donde trataré de explicar el truco para entrar a Madrid (bueno, hay varios, claro, pero este es el más socorrido).

Supongamos que ya vais por el carril bici de la M607. Lo primero es que no os despiste la bifurcación que hay frente al Colegio de San Fernando, poco antes de la Academia de Policía. Ahí va una foto (mirando desde el norte hacia el sur):


(como siempre, pinchad en las fotos para agrandar)

Si cruzáis al otro lado de la carretera iréis hacia El Pardo, pero lo que os interesa es ir a Madrid, así que quedaros en el carril de la izquierda. Como es más estrecho, tendréis que tener más cuidado con los ciclistas que vengan en dirección contraria (sobre todo a la altura del túnel para bicis que hay más adelante, ahí yo siempre le doy al timbre para que se sepa que voy).

Un ratito después llegaréis al Puente Blanco. Otra foto:


Avanzando un poquito:


Cruzando el puente se puede ir a Montecarmelo y enlazar con el Anillo Verde Ciclista. Si esto es lo que queréis, adelante. Sin embargo, si vais a Plaza Castilla (o a la mayoría de sitios de Madrid), el Anillo Verde os sirve de muy poco, y el desvío a Montecarmelo os añadirá 1300 metros de recorrido (yo sólo lo recomiendo si vais con niños). Tampoco os conviene si queréis coger el Anillo Verde en dirección horaria (es decir, hacia el este), ya que por el puente iríais hacia atrás.

Si queréis ir a Plaza Castilla, Fuencarral, Madrid centro, o coger el Anillo Verde en sentido horario, lo ideal es seguir hacia adelante como 20 o 30 metros, donde veréis esto:


Llegados aquí, OJO, no sigáis por el carril bici. Lo repito, no sigáis por el carril bici. No está señalizado (qué vergüenza para el Ayuntamiento), pero si lo hacéis veréis que acabáis en la M607, sin separación con los coches, y además en dirección contraria. No mola.

Como veis, en la foto se ve un hueco en la valla a la izquierda. Os metéis por ahí. Hay un camino de unos 40 metros que parece de tierra porque está muy mal cuidado, pero en realidad es de cemento. Enseguida veréis en enlace de la carretera de Fuencarral, para meteros sólo tenéis que ir a la derecha, por el arcén, y luego callejeando hasta Madrid. No hay carril bici, pero se hace bien. Además muchas veces me pasa que los coches van mucho más lentos que yo por el atasco XD.

Ojo, según os incorporáis a la carretera pasaréis por un pequeño túnel. A veces hay ciclistas yendo en dirección contraria por el arcén (son los que quieren coger el carril bici de la M607 desde Fuencarral). En general, lo que se hace es dejarles que ellos vayan más arrimados a la pared, es lo más seguro (y si luego regresáis por el mismo camino, lo agradeceréis).

Por si sirve, he hecho un pequeño mapa indicativo:


Aquí, la línea roja indica la ruta que acabo de explicar (carril bici + desvío por camino de cemento a la izquierda + túnel + carretera de Fuencarral + Calle de Nuestra Señora de Valverde). La línea amarilla es el desvío cruzando el Puente Blanco y recorriendo Montecarmelo.

Si aun así no os queda claro, siempre os queda la opción de esperar un rato (cinco minutos si no son horarios raros) en el Puente Blanco y seguir o preguntar a algún ciclista. Muchos hacen el recorrido a menudo y estarán encantados de echar una mano.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Sugerencia de lectura

Con la emoción del maratón, hace unas semanas que no escribo nada sobre ciclismo urbano. Después vino el Congreso de Equo Madrid, hacia el cual he desviado gran parte de mis energías en los últimos días.

Sin embargo, a través del grupo de correo de Bici Crítica me ha llegado una historia que a pesar de ser algo larga, no lo parece por lo amena que me pareció mientras la leía. Empieza así:

«Me robaron la bici. Esta frase, desgraciadamente, es bastante común y ya no sorprende. El caso es que como a mucha gente, a mí me pasó hace un año. Una Gitane de carretera pasó a manos de un ladrón y éste, supongo, la vendió.

La bici, como para mucha gente, es mi medio de transporte por lo que fue, hablando claro, una putada que me la robaran. En el trabajo soy... »


Como dicen los textos del metro de Madrid, no te quedes en la primera página, lee el resto de la historia

martes, 6 de noviembre de 2012

De cómo me estrené en el maratón de Dublín

Hace poco menos de dos meses anuncié que iba a correr mi primer maratón. El lugar elegido fue Dublín.

Mi pseudo objetivo era terminar en no más cuatro horas. Lo de "pseudo" se debe a si hubiera tardado más no me habría pesado, ya que para mí el maratón era algo desconocido, y con lo desconocido no se juega. Al final acabé en 3:53 y bastante fresco, con lo que intuyo que en maratones venideros podré permitirme apretar más (y entrenar con más tiempo).

Llevé a Calimero (mi cámara). Estuve dudando si merecería la pena cargar con el cacharro durante cuatro horas (no sólo por el engorro, sino porque si llovía no tendría dónde meterlo). Al final me lancé y me lo llevé. Y el resultado es el vídeo que ahora quiero compartir con vosotros.


Pero hay cosas que no se ven en el vídeo. Por ejemplo, mis impresiones: a pesar de que había ido a cinco medias, y que ya he perdido la cuenta de carreras de 10 a las que he ido, no tenía ni idea de que un maratón es otro nivel. ¡Es una auténtica fiesta! El público anima un montón, llevaban carteles muy divertidos («corre, que te pillan los zombis»), nos daban comida (aparte de la de los organizadores; nunca olvidaré a los niños con las bandejas con naranjas cortadas a cuartos, la mujer que me ofreció un plátano y la ancianita que encantada me llenó la mano de gominolas)... así se hacía mucho más llevadero.

Por otro lado, varios amigos míos me esperaron en distintos lugares de la ciudad, lo cual fue estupendo. En el vídeo aparecen dos de ellos. Y como la carrera es larga, da tiempo para charlar con otros corredores y hacer amistades.

En cuanto a la carrera, no me costó especialmente. Tampoco hice un tiempazo, pero creo que es un tiempo respetable. A partir del km 28 me empezó a doler el cuarto metatarsiano, pero no me impidió correr. Era un dolor que iba y venía, como muchos dolores que aparecen en estas carreras. Bebí un montón (calculo que al menos unos dos litros en líquidos) y comí mucho (geles de los organizadores, y muchas cosas del público, como ya he comentado).

Por otro lado, las fechas estaban cerca de Halloween, que como todo el mundo sabe, no es una fiesta estadounidense, sino irlandesa (exportada desde allí a Estados Unidos, y luego a otros países vía Hollywood). Disfruté mucho viendo la decoración de las casas en estas fechas.

Y ahora que ya he superado mi objetivo de correr un maratón, tengo la pista libre para atacar mi otro objetivo de los últimos (glups, da cosa decirlo) años: correr 10K a ritmo de 7 minutos por milla (léase: completar 10 km en 42:21).