Un blog personal sobre el carril bici que une Tres Cantos con Madrid y Colmenar Viejo.

miércoles, 23 de octubre de 2013

Sobre cómo conseguí controlar mi peso

Por fin ha llegado el momento de jubilar el caracol midepesos que ha habitado la cabecera de este blog durante dos años y medio (¡se dice pronto!). Me refiero a este simpatico bicho que fue contratado por este blog en esta entrada:


¿Y por qué jubilarlo? Porque ya cumplió su función, que era no perder de vista mi peso hasta que consiguiera mantenerlo en un nivel saludable (en mi caso, por debajo de 70 kg).

Antes de las reglas de la bandeja


Hoy en día, cuando otras personas me ven ir en bici o correr, algunos suelen sacar a relucir una estupenda excusa para justificar la inactividad propia: «claro, pero es que tú siempre has hecho deporte...». ¡Nada más lejos de la realidad! Desde mi preadolescencia había tenido sobrepeso (hablamos de 10-20 kg, lo cual no es muchísimo si comparamos con personas con problemas más serios, pero sí lo suficiente como para que fuera una preocupación para mí). Esto, como siempre, se debía a la combinación de comer mucho y correr poco. Lo de correr poco se fue arreglando desde que en septiembre de 2004 me convertí en ciclista urbano. Dos años más tarde me enganché a correr.

Sin embargo, seguía con la primera parte de la fórmula del sobrepeso: comer mucho. Otra cosa que a veces oigo es «pero es que tú eres vegetariano, por eso no tienes problemas de sobrepeso». Hay quien piensa que ser vegetariano es comer lechuga y punto, y que por eso sirve para perder peso (dicho sea de paso: comer lechuga y punto no es de vegetarianos, es no saber nada de nutrición, y quien lo hace tiene muchas papeletas para acabar desnutrido). En realidad el ser vegetariano no tiene nada que ver con menos peso (sí tiene que ver con una vida más saludable, entre otras cosas, pero no con bajar de peso). Hay muchos alimentos vegetarianos que te ayudarán a tener sobrepeso (chocolate, pasta, queso, aceite, mantequilla, galletas, mermelada... ¿hace falta seguir?)

Siempre me ha encantado comer. Nada más despertarme un buen desayuno, luego por la mañana iba comiendo cosillas sueltas, con la mente pendiente de la hora de comer. Tras la comida lo normal era estar bastante lleno. Y por la tarde ya estaba pendiente de la hora de la cena. Luego, si cocinaba yo, iba comiendo mientras preparaba la cena. ¡Qué salsa de tomate! ¡Qué quesos! ¡Qué sabores! Cuando llegaba la hora de cenar, en realidad yo ya estaba cenado, pero no importaba, me metía otro platazo de lo que hubiera cocinado. Ah, pero es que comer está tan bien... que cuando terminaba la cena todavía iba a atacar la cacerola con la cuchara (y así a lo tonto era capaz de meterme un tercer plato de pasta o de lo que fuera). ¡Y esto era lo normal! Me iba a dormir con el estómago lleno. Así no es raro que a pesar de correr y pedalear hasta la saciedad, siguieran sobrándome doce kilos. Esto que escribo, aunque era así como lo cuento, no lo habría admitido si me lo hubiérais preguntado hace un año, no por falta de sinceridad, sino porque no era consciente yo mismo de que este era mi mecanismo.

En ocasiones puntuales conseguí demostrarme que si quería, conseguía bajar de peso, y además de forma rápida y eficaz. Bueno, dejémoslo en "rápida", porque lo de "eficaz" no se puede aplicar cuando uno lo vuelve a ganar en menos de un mes. Los seguidores de este mismo blog han sido testigos de varios de estos retos, como es el caso del reto heladero.

El cambio


El cambio real vino, como siempre, desde dentro: uno no consigue cambiar hasta que no está realmente convencido de que tiene que cambiar. En algún lugar dentro de mí había siempre alguna neurona que me decía que no hacía falta que comiera menos, que mientras corriera más, me podría comer lo que quisiera. ¡Era tan difícil comprender que no se podía comer uno todo! ¡Sobre todo habiendo cosas tan ricas por ahí! Pero no podía ser.

Y me di cuenta tras entrenar para mi primer maratón, el año pasado. Un maratón no son muchos kilómetros si comparamos los 42 y pico de serie con los mil o dos mil kilómetros que requiere un entrenamiento serio. Pues bien, tras esos mil y pico km de entrenamiento, ¡seguía teniendo sobrepeso! De hecho, pesaba prácticamente lo mismo. Ahí fue donde se me encendió la bombilla: «si ni siquiera entrenando para un maratón consigo bajar de peso... va a ser que la cosa no está en correr más (¡no puedo correr mucho más!) sino en comer menos». Ah, ¿que vosotros ya lo sabíais? A mí también me lo habían contado, pero no fue hasta entonces que me lo creí.

En ese periodo coincidió que vi un documental de BBC Horizon titulado «Eat, Fast and Live Longer», que también fue fundamental para mi comprensión del asunto (un documental que recomiendo a todo el mundo). Aunque encontrarlo fue una consecuencia de estar buscando soluciones al problema, por lo que no diría que fue esto lo que cambió mi actitud con la comida (aunque ayudó mucho).

Ese era mi principal problema, el problema más grande de todos: ver cuál era el problema fundamental. Es difícil trazar un plan cuando no se sabe contra qué hay que luchar. Y los planes que se trazan, con toda la buena voluntad que pueda haber, no son muy útiles (como el mencionado reto heladero).

En cuanto resolví ese problema, fue sencillo encontrar un plan para arreglar los otros problemas. El problema era que comía mucho. O mejor dicho, que no tenía un método para "domar" mi subconsciente y que se conformara con menos comida. Podía convercerme de comer menos durante algunos días, o incluso semanas, porque en mi interior estaba escondida la promesa de que después volvería a mis andadas. Pero tenía que encontrar algo a más largo plazo, a plazo indefinido.

Las reglas de la bandeja


Ahí fue donde inventé las "reglas de la bandeja". Son reglas muy sencillas (tienen que ser sencillas para no gastar recursos mentales que serán fundamentales para mantenerlas), entre los cuales hay dos muy importantes:

1) Los límites de la bandeja: «no se puede empezar a comer hasta que no está toda la comida colocada y preparada en la bandeja. Una vez que se empieza no se puede añadir absolutamente nada a la bandeja» (ni una cucharilla de azúcar, ni un sorbito de zumo; aunque hay una lista de cosas permitidas que no influyen en el peso, como las especias, orégano, agua, etc). Esto es fundamental, porque ayuda a visualizar lo que voy a comer antes de empezar. Si veo que es demasiado, estoy a tiempo de quitar algo antes de empezar. Además sólo con ver una bandeja completa, aunque no tenga mucha cantidad de comida, me da mucha satisfacción. Por otro lado, me relaja mucho la preparación, porque no trato de hacer varias cosas a la vez (preparar la comida y comer), sino que separo ambas acciones, concentrándome plenamente en cada una. Es una forma mucho más "zen" de verlo.

2) La interiorización de la bandeja: «no se puede añadir nada a la bandeja que no se haya escrito con al menos tres horas de adelanto». Es decir, hay que apuntar lo que se va a comer. Generalmente lo apunto en el móvil, porque lo llevo siempre encima, pero si se le acaba la batería, lo apunto en un papel o donde sea. Lo importante es que esté escrito. Esto tiene dos consecuencias importantes: tengo un tiempo para pensar en lo que voy a comer, de manera que me cuesta mucho menos respetar los límites después, evitando la impulsividad del momento. Y por otra parte, reduce mi ansiedad por la comida: puesto que ya sé lo que voy a comer, no tiene sentido que esté continuamente pendiente de lo que voy a comer. También sirve para ver si me falta algún tipo de nutriente (proteína, vitaminas...) y solventarlo antes de empezar.

Estas reglas sólo son aplicables en casa, ya que es donde estaba mi principal problema (fuera de casa hay otras limitaciones que generalmente impiden que coma demasiado). Y, puesto que se trata de hacer las cosas fáciles y no difíciles, tampoco las aplico si tengo visita, por ejemplo.

Resultados


Pues bien, empecé a aplicar estas reglas porque creía que se dirigían directamente al centro del problema. Y empecé a bajar de peso. Pero al contrario de las veces anteriores, bajé de peso muy gradualmente. Me llevó varios meses alcanzar mi peso ideal (por debajo de 70 kg), y lo mejor de todo es que no me preocupó, porque quería que mi bajada de peso fuera una consecuencia de mis hábitos y no de la impulsividad del momento.

En febrero conseguí batir mi récord de peso mínimo (72.1 kg, con el reto chocolatero), en abril bajé por primera vez de 70 kg (aunque fluctuando por encima y por debajo). La última vez que pesé más de 70 kg fue el 10 de junio. ¡Y pensar que antes me costaba bajar de ochenta!

Estas reglas mínimas son más bien para controlar las cantidades, porque nunca he dejado de comer cosas que me gustan... ni siquiera una copa de helado en un momento dado, o algo de chocolate en el desayuno, o un plato de pasta con queso parmesano. Pero en cantidades pequeñas, o en cantidades grandes pero de forma esporádica.

Y lo más curioso de esta historia es que... realmente disfruto mucho más de la comida ahora que antes. Antes era como un torrente descontrolado. Comía por ansiedad, aunque entonces no la reconocía porque no conocía otra forma de comer (y cuando comía poco era a desgana, porque comía fuera, o porque era invitado en algún lugar, con lo que no disfrutaba de la ligereza de haber comido menos). Ahora como poco y, dado que es porque yo quiero que sea así, lo disfruto realmente. Ya no paso la mañana pensando en la comida, ni la tarde pensando en al cena. Ahora dedico mis recursos mentales a cosas más interesantes. Y lo que como lo como realmente a gusto.

Otra consecuencia de bajar de peso fue que empecé a hacer unos tiempos estupendos corriendo. El peso está increíblemente relacionado con la velocidad al correr (no creo que sorprenda a nadie). He calculado que media pizza extra (unas 600-700 kcal) aumenta un segundo el tiempo que se tarda en correr 10 km. Desde que bajé de peso, bajar de 43:30 min en una 10K se ha vuelto "lo normal".

sábado, 13 de julio de 2013

Un árbol para el recuerdo en la M607

Un amigo dice que si algo no está en google, es que no existe. A día de hoy esto no es del todo cierto, por ejemplo, no he encontrado en ningún lugar una entrada sobre el tema que voy a tratar hoy (aunque con el acto de escribir sobre ello, automáticamente aparecerá en google y tendré que darle la razón a mi amigo).

El lugar del que hablo hoy se encuentra en el km 20 de la M607, a medio camino entre Tres Cantos (2.5 km al sur de la estación de Cercanías) y El Goloso (2 km al norte). Se trata de la zona más lúgubre del carril bici. No sólo está al otro lado de la pasarela que lleva al Tanatorio de La Paz, sino que además alguien colocó una cruz para recordar a Carlos Torremocha, un peregrino que falleció allí, a la que se unen tres lápidas en recuerdan a dos ciclistas que al parecer fallecieron en el lugar por un accidente.

Antes de la construcción del carril bici que une Tres Cantos con los municipios colindantes en 2003, los ciclistas solían ir por el arcén de la M607, lo cual lo convertía en un lugar bastante peligroso. Sin embargo, hoy en día ir en bici de la UAM a Colmenar Viejo (por poner un ejemplo) es mucho más seguro. Sería estupendo que se tomara ejemplo y se hicieran carriles bici similares para unir otros municipios cercanos a los que actualmente no se puede acceder en bici en condiciones de seguridad.


Llegando desde Madrid, cien metros antes del lugar


El árbol y las lápidas


Julián Mateos Herreros,
26-11-95,
«Seguís estando con nosotros»


D. Manuel del Prado García
26-11-1995,
«Nos dejaste por tu pasión, el ciclismo»


«Manuel, tus hijos y nietos no te olvidan»,
* 8-11-1933,
+ 26-11-1995

domingo, 12 de mayo de 2013

De excursión en remolque a San Agustín de Guadalix

Esta semana llegó el remolque de bici que compramos por internet. Y no podíamos esperar a ponerlo a prueba, así que aprovechamos un recado que teníamos que hacer (ir a comprar una germinadora para hacer brotes cómodamente, algo que me encanta para las ensaladas) para convertirlo en un divertido día de excursión.

Fuimos de Tres Cantos a San Agustín de Guadalix por el campo. Como el recorrido tiene unos cuantos baches, me llevé a Rucio, y dejé a Pegaso descansando en casa.


Al poco de salir de casa


Cerca de Burrolandia alguien ve vacas en persona, por primera vez


A medio camino


Pasando por el punto geodésico


Ya se ve San Agustín de Guadalix a lo lejos, una bajadita y estamos


La hora de la comida en San Agustín de Guadalix. Cualquier momento es bueno para repasar el abecedario (para quien no lo sepa, se trata de un misterioso código de símbolos, cada uno con un nombre diferente, y que no se sabe muy bien para que se usa, pero es muy divertido identificarlos porque papá y mamá se ponen muy contentos)


De vuelta saludamos a dos caballitos


Ya podemos hacer germinados cómodamente.

¡Qué viaje tan bueno!

Esta fue la ruta aproximada:


Ver en un mapa más grande

jueves, 2 de mayo de 2013

Uno de los 10469 monólogos interiores del maratón de Madrid

Un poco a lo James Joyce, esta entrada relata los flashes de cada kilómetro.


Mi paso por el km 36

pre: uf, qué lío para poder dejar mi mochila en el guardarropa
km 0: oh, ¡ya empecé el maratón!
km 1: ¿de verdad que ya empezó?
km 2: ¡hola D! Qué ilusión que mis amigos madruguen para venir a verme.
km 3: uy, ¡cuánta gente se va a la de diez! ¡Pero si no ha dado tiempo ni a saborear la carrera!
km 4: no llevo mal ritmo a pesar de la subida a Plaza Castilla, ¿conseguiré bajar mucho de 3:40?
km 5: las Torres Kio, qué panorama tan chulo de Madrid. Si no fuera por el símbolo fálico ese que han puesto en medio...
km 6: se acaban las cuestas serias hasta dentro de 29 km... ¡suena bien! Eso sí, luego será la cuesta del purgatorio... o del infierno.
km 7: adelanto al mítico Tragamillas
km 8: cartel, «un paso +, un metro -»
km 9: hablando con un portugués majete (reconocible por llevar la bandera de Portugal en la camiseta).
km 10: en 48:33, no está tan mal. En el avituallamiento dan botellas con agua para pitufos (por el color).
km 11: cómo me recuerda estre tramo a la carrera de la ciencia... ¡si no fuera porque faltan 31 km!
km 12: ¡hola otra vez, D!
km 13: no vi a mi hermana entre el público, ¿se habrá quedado frita?
km 14: hablando con un italiano majete que está apuntado a la media.
km 15: qué bueno ver a tanta gente que anima :)
km 16: los de la media se van para la izquierda, varios de los que hacen el maratón entero les dicen «rajaos, veníos para acá» y cosas por el estilo.
km 17: qué divertido pasar por Fuencarral y Sol corriendo con la gente jaleando.
km 18: busco a Verdinha, que debería estar aquí para animar, pero no nos encontramos, qué pena. Mientras tanto hablo con un vasco a quien parece que eso de hacer un maratón al año le sabe a poco.
km 19: esto de que los avituallamientos sólo tengan agua (transparente o de colores) no me lo esperaba, en Dublín ya me había puesto morado (ya, ya sé que las comparaciones son odiosas).
km 20: qué chulo el Templo de Debod.
km 21: oye, 1:40:44 en mi paso por la media maratón, no está mal (hace unos meses no habría hecho este tiempo ni para la media a secas). Igual consigo bajar de 3:30 :) vamos a por ello.
km 22: por el Parque del Oeste, un poco de arbolitos, como cuando entrené por el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares.
km 23: uf, en Dublín a estas alturas ya me habían hinchado a geles, y aquí todavía no he visto ninguno... deben de ser cosas de la crisis (aunque Irlanda también estaba en crisis, ¿no?).
km 24: flato, uf qué chungo. ¿Tendré que aguantar con esto hasta el final?
km 25: ¡¡Qué sorpresa!! D está entre el público, y no me lo esperaba. Mientras paso me dice algo de "... eis", que a posteriori interpreto como que va a pasar a verme al kilómetro 36 :)
km 26: una subidilla que no es nada comparado con lo que nos espera al final. Uy, pero si ya no tengo flato, qué bien.
km 27: me dan unos geles que me vienen muy pero que muy bien.
km 28: árboles.
km 29: árboles y más árboles. No se oye una voz.
km 30: aquí también hay árboles.
km 31: pasamos por Lago, lo cual me recuerda a otras carreras de la Casa de Campo que empiezan y acaban aquí. Bastantes animadores.
km 32: bueno, parece que la Casa de Campo queda atrás. Dicen que quien sale "vivo" de aquí, ya tiene el maratón casi hecho.
km 33: los kilómetros se empiezan a suceder unos a otros casi sin darme cuenta. Tengo el modo automático puesto y es como ver una película.
km 34: ¡hasta luego Manzanares! ¡Hola cuesta! Ahora empieza el maratón de verdad. Lo otro era el calentamiento.
km 35: unos tipos muy majos reparten rodajas de naranja (probablemente de su bolsillo). Me como una que me sabe a gloria.
km 36: ¡Hola otra vez, D! En este punto D me saca la foto que aparece aquí arriba.
km 37: otro kilómetro para el saco, ya ni me doy mucha cuenta de por dónde voy.
km 38: hombre, qué sorpresa, si es E que está entre el público, ¡hola!
km 39: un kilómetro más, ya me cuesta distinguir unos de otros.
km 40: la leche, qué súper cuesta, y yo con estos tríceps. Ah, pero ¡por fin El Retiro!
km 41: uy, qué chungo veo bajar de 3:30, no hay forma humana de apretar. ¿Cómo puede ser que esté yendo a 5:49?
km 42: me van a faltar unos segunditos de na', qué rabia. Las piernas a lo suyo. ¡Hola Verdinha! ¡qué sorpresa!
km 42.195: al final se queda en 3:30:41, no conseguí bajar de 3:30, pero el objetivo al principio del maratón era bajar de 3:40, así que ¡¡prueba más que superada!!

post: una estupenda pizza en el Mamma Mia de Chueca, en compañía de D, Verdinha y otros amigos.
epílogo: ¿lo mejor del maratón? Que a diferencia del anterior (y primero), donde pasaron varias semanas antes de volver a animarme a correr, en esta ocasión a miércoles ya estaba corriendo otra vez y sin agujetas :) todo es prepararse e ir mejorando. Bueno, eso y que por fin encontré una manera de estar en mi peso ideal (ligeramente por debajo de 70 kg), pero de eso hablaré en otra entrada.

sábado, 27 de abril de 2013

¡Suerte maratonianos!

Hoy una minientrada para desear suerte a todos los compañeros de maratón que se enfrentan mañana al gran reto de Madrid. ¿Lograré mejoror mi tiempo de Dublín en un recorrido más complicado? ¡Mañana lo sabremos!

domingo, 21 de abril de 2013

Biciconsejos en Torrejón de Ardoz

Hace unos días estuve en Torrejón de Ardoz. Me llamó la atención ver que el Ayuntamiento ha colocado carteles en diversos puntos estratégicos dando consejos y sugerencias a ciclistas, como estos:


Pero lo que más me llama la atención es que son sugerencias con mucho sentido, para ciclistas urbanos de verdad. Da la impresión de estar en otro país. Veamos este cartel un poco más de cerca:


Si no se ve la imagen, lo transcribo aquí:

Biciconsejo: si los coches te adelantan sin dejarte distancia de seguridad, ocupa el centro del carril
.

Para quien está acostumbrado a circular en bici es de cajón, pero para quien no sabe es un gran consejo (aquí y aquí se explica por qué).

Y bueno, aunque parece que en Torrejón no todo son maravillas ciclistas, pero cuando algo está bien (sobre todo en este caso, donde se trata a la bici como legítimo vehículo y no como juguete) también hay que decirlo.

domingo, 7 de abril de 2013

Vídeos del IV Canicross de Guadalajara

Cosme y yo seguimos practicando el canicross, una de nuestras actividades preferidas.

Aunque es una pena, no vamos a muchas carreras oficiales (más que nada porque no tenemos coche, con lo que solemos ir sólo a aquellas a las que se llega en Cercanías, aprovechando que los perros pueden viajar en este medio, y además con muchas más facilidades que en otros sitios como en el Metro de Madrid).

Pero sí que corremos entre dos y cuatro veces por semana por el Parque Central de Tres Cantos (aparte de las carreras que hago yo sin Cosme, que ahora con la preparación del maratón no son pocas). Si a eso le añadimos los ocho kilitos que me he quitado desde noviembre, el resultado es una muy buena posición en la carrera de hoy :) todavía no hemos visto la clasificación (que se publicará aquí), pero eso afirman fuentes fiables (léase Verdinha) (Anotación posterior: quedamos los décimo cuartos, aproximadamente en el percentil 20, lo cual no está nada mal teniendo en cuenta que hasta hace unos meses solía quedar por la mitad).

Aquí, el vídeo de nuestra llegada:



Una carrera estupenda, a la que ha acompañado el sol (quién lo iba a decir, con las últimas semanitas) aunque un poco preocupados, porque a partir del tercer o cuarto kilómetro (el recorrido contaba con algo más de siete) no veíamos a nadie detrás, y había un grupito al frente que estaba demasiado lejos como para poder alcanzarlo ¿Será que somos los últimos? Pero no puede ser, estamos yendo a 4 min/km... o quizá es que aquí hay muuuucho pero que mucho nivel y los más lentos van a 3:40. Luego resultó que el grupito de delante era el de cabecera :)

Aquí van unos vídeos más por si os pica la curiosidad:













Todos los vídeos son cortesía de Verdinha (os recomiendo su blog sobre restaurantes vegetarianos y más cosas). Lamentablemente nos despistamos cuando llegaron las primeras chicas, esperamos que algún otro cibernauta supla esta carencia.

Ahora nos vamos a dormir, que el día ha sido bastante completito. A la próxima habrá que seguir subiendo posiciones, ¿llegaremos a meternos en el podio algún día?

viernes, 29 de marzo de 2013

El carril bici de la calle Mayor (Madrid)

Por fin encontré una oportunidad para visitar en persona el nuevo carril bici de la calle Mayor. Ya ha habido otros ciclistas que han hablado sobre el tema. Análisis interesantes son los siguientes:

1) 11 motivos a favor del eje ciclista Mayor-Alcalá (ecomovilidad.net)
2) Abierto el carril-bici de la calle Mayor (En bici por madrid)

Por mi parte haré énfasis en lo que más me ha llamado la atención:

1) Un carril bici de verdad, ¡En Madrid! Lo que se venía haciendo hasta ahora en Madrid eran aceras bici, que eran incorrectamente llamadas carriles bici (probablemente no por ignorancia, sino como estrategia de márquetin de nuestros ayuntamientos).

Personalmente aborrezco las aceras bici, porque no convienen ni a ciclistas ni a peatones. Las aceras bici legitiman el uso de la acera (el único refugio del peatón en la ciudad, incluyendo entre peatones a niños pequeños y ancianos) por parte de ciclistas, desincentivando el uso de la calzada (que es el lugar natural de una bicicleta), poniendo en peligro a los ciclistas que cruzan por pasos de peatones en lugares donde los conductores de coches no les ven venir (en teoría deberían bajarse en cada cruce, empujar la bici con la mano, y volver a montarse después, pero ¿de verdad hay alguien que haga eso?), y generando conflictos (que si un perro se cruza con la correa por el carril bici, que si ahora un ciclista pasa delante de un portal llevándose por delante a una abuelilla...). En los países europeos con tradición de bicicleta no veo aceras bici, sino carriles bici, y creo que deberíamos tomar ejemplo de ellos.

Hay quien piensa que los conflictos de las aceras bici son porque no estamos acostumbrados, y que irán reduciéndose con el tiempo, pero los mismos conflictos se observan en aceras bici donde la bici es mucho más habitual, y por otro lado, se ha demostrado que los peatones cada vez usan más las aceras bici para pasear (un tema que merece una entrada aparte).



En esta foto se ve como los ciclistas no entran en conflicto con los peatones, por estar cada uno en su hábitat natural (pincha para agrander)

2) Pero es mejorable. Aunque el carril bici y la ciclocalle están muy bien, todavía quedan ideas residuales de que las bicis tienen algo que ver con la acera. Por ejemplo, con buena intención, se han realizado aparcabicis, pero se han colocado en la acera. Sin embargo las motos tienen su aparcamiento en la calzada (como se ve en la foto que hay un poco más abajo). También llama la atención la diferencia de plazas de aparcamiento (dos aros que dan para cuatro bicis, mientras que a la derecha hay espacio para por lo menos ocho motos). En el lado positivo, decir que los aparcabicis son de calidad, y las bicis se aparcan cómodamente (no como los "romperruedas" que se ven aún en muchos lugares).



Bicis aparcadas en la acera, motos en la calzada ¿?¿?

3) Y para terminar una foto homenaje dedicada al bordillo: ese elemento urbano que señala el lugar en el que termina la acera y empieza la calzada. El elemento que separa el lugar donde se puede pasear tranquilamente con los niños del lugar por el que circular con un vehículo (sea el que sea). Ojalá las aceras bici de Tres Cantos tuvieran el bordillo del mismo lado (para no tener que llamarlas aceras bici).


El bordillo (esta vez, con el carril bici del lado correcto)

¿Y vosotros? ¿Ya lo habéis usado? ¿Qué opinión os merece?

domingo, 24 de marzo de 2013

Por fin, una 10K a 7 min/mi

Hoy he conseguido superar un reto detrás del cual llevaba casi cinco años. Ha sido en la VIII Carrera Popular del Retiro.

Vayamos por partes: año 2008, Dublín. Frente a su ordenador, en el barrio de Cabra, un corredor novato que se acaba de abrir una cuenta en 43things.com escribe algunas cosas que le gustaría conseguir algún día. Primero escribe que quiere correr un medio maratón (algo que consiguió ese mismo año, aunque en ese momento no lo tenía tan claro). A continuación escribe que quiere correr una 10K a ritmo de 7 minutos por milla (lo de "por milla" es porque todo se pega y en Irlanda, aunque oficialmente se usan kilómetros, el personal piensa en millas). La lluvia irlandesa golpea los cristales de la ventana, pero no son impedimento para que en menos de media hora nuestro personaje se ponga las zapatillas de correr y salga a echar algunos kilómetros al ritmo de Queen. Mientras corre se queda echando cuentas. «7 minutos por milla son... 43:30»

Fast forward

Año 2012, Parque del Retiro, Madrid. El sol anuncia el inicio de la primavera, y aunque estamos en España, no hace tanto calor como esperarían muchos guiris. Tras muchas carreras, viajes, y un cambio radical de vida, ese mismo corredor (ya no tan novato, aunque disfrutando tanto como el primer día), una vez más, consigue pasar la línea de meta en una carrera. Pero esta vez hay una diferencia. Para su cronómetro. Esta vez marca 43:23.



Parece que tras cinco años, he conseguido correr diez kilómetros a 7 minutos por milla. Los famosos 7 minutos por milla que han estado en mi cabeza estos cinco años. Ya cuando conseguí correr la media de Getafe de este año a 1:35 la cosa olía a que los 43:30 iban a caer.

Y la verdad es que, aparte de las ganas y los entrenamientos habituales, la fundamental diferencia ha sido que he bajado mucho de peso. Ahora estoy a 300 gramos del peso que quiero tener: 70 kg. Y eso que el año pasado por estas fechas estaba a más de 80 kg, y en noviembre a 78. ¿Cómo conseguí bajar de peso? Os lo cuento en otra entrada ;)


La carrera, nada fácil: tiene muchas bajadas, pero como todo lo que baja sube, también tiene algunas cuestas durillas, como la del Ángel Caído, en el Retiro (aun así, conseguí hacer ese km en menos de 5 minutos; para vosotros, que sois unos máquinas, eso no es ná, pero yo estoy muy contento).

Os pongo un par de fotos del ambientillo al final de la carrera, para vuestro deleite.


sábado, 16 de marzo de 2013

El casco obligatorio me hace sentir inseguro

Casi siempre llevo el casco para ir a trabajar en bici. Pero si me obligaran a ello me sentiría menos seguro.

Me explico.

Últimamente hay un debate encarnizado. Resulta que el nuevo Reglamento de Circulación, que dice querer cosas muy buenas para el ciclismo urbano, tiene bellezas como la siguiente

«Artículo 179. Otras normas.
1. Los ciclistas, y en su caso los ocupantes, estarán obligados a utilizar cascos de protección homologados o certificados según la legislación vigente [...]»


Y curiosamente, la obligatoriedad afecta negativamente incluso a quien ya solía llevar el casco (como yo, que incluso lo recomiendo).


Si se aprueba, España pasaría de morado a rojo... ¿por qué tenemos que dar siempre la nota en Europa? Curiosamente los países de Europa donde es más seguro ir en bici están de color verde. [Fuente: wikipedia]

¿Quieres sentirte seguro en bici? Desde mi punto de vista hay tres puntos importantes:

  1. Usa el casco: te vendrá bien si te caes y te das contra un bordillo. O si el viento tira un árbol y se te planta delante (a mí me pasó)
  2. Pide que no sea obligatorio (aquí, por ejemplo): si se impone, el número de ciclistas se reduce (en algunos países a más de la mitad), con lo que la seguridad ciclista española retrocedería a la de los años noventa, cuando sólo había cuatro gatos.
  3. Aprende que la seguridad es algo más que llevar un casco: el casco no te servirá de nada si tienes un accidente contra un coche (en 2010, más de la mitad de las víctimas en accidentes de bici con coches llevaban casco y no les sirvió de nada). Aunque el casco te puede quitar algún susto, lo que de verdad te ayudará a diario son otras cosas. Como otros ciclistas ya han hablado sobre el tema, me limito a hacer un breve resumen:
    1. aprende a circular por la ciudad con naturalidad,
    2. señaliza bien,
    3. usa un retrovisor (mi preferido es el que se pone en el casco),
    4. lleva siempre luces por la noche,
    5. no te arrimes demasiado a la derecha (las puertas de los coches aparcados se pueden abrir sin previo aviso),
    6. evita las aceras (no sólo para dejar tranquilos a los peatones, sino también porque cruzar desde la acera es peligroso, ya que los coches no te ven venir; los detalles aquí)

Y ya puestos, si al final obligan a los ciclistas a llevar casco, que obliguen también a los conductores (como pide ConBici). No, no es ninguna tontería, de hecho, tiene más sentido: en 2010, la mayoría de las lesiones craneales tras un accidente las tuvieron personas que no iban ni en moto, ni en bici, ni a pie (o sea, en coche o en bus). No es por capricho que los conductores de rallies van con casco. Más seguridad, ¿no?

Relacionado: No al chaleco reflectante obligatorio para peatones.

domingo, 10 de marzo de 2013

Fotos de la XXXIII Media Maratón de la Ciudad Universitaria

Esta mañana corrí mi séptima media, la media universitaria, que se corre cada año en la Complutense por estas fechas. Hice un tiempo bastante decente para mí, pero de eso ya hablaré en otra entrada, que hoy ando liado. Lo que quería era dejaros las fotos que hizo mi amigo D, que no corrió, pero que vino a vernos, y que muy amablemente ha donado a «Por el carril bici desde Tres Cantos» para deleite de todos nosotros.

(Pinchad en la presentación si queréis ver el álbum directamente).


Si os gustan, nos hará mucha ilusión que dejéis algún comentario para saber qué se cuenta al otro lado del blog.

sábado, 9 de marzo de 2013

Pedaleantes por el mundo (III) - Panamá

Continuando en diferido el viaje que hizo mi amigo Oli por las Américas (que podéis ver íntegramente en silencioseviaja.com), hoy quiero compartir con vosotros uno de esos momentos en los que sus ojos fueron los de Por el carril bici desde Tres Cantos.

Aquí podéis apreciar este carril bici (o, hablando con más propiedad, acera bici, por lo menos por lo que se aprecia en la imagen) en uno de sus tramos por Ciudad de Panamá.


La ciclovía (nombre que recibe allí esta infraestructura, y que nos confirma el cartel de la foto) recorre todo el paseo marítimo (conocido como el "Corredor").

Al parecer la ciclovía adolece de los mismos problemas que las vías similares hechas en España (problemas sufridos especialmente en la zona urbana de Tres Cantos): los peatones circulan impune y alegremente por la acera bici, como se puede apreciar en la propia foto. Si bien el problema posiblemente no sea tanto de los rebeldes peatones, sino de una infraestructura que invade el espacio dedicado a pasear y relajarse (algo que por suerte está cambiando en España, a juzgar por lo que se dice del carril bici de la calle Arenal Mayor [editado: perdón por el despiste, la calle Arenal no tiene carril bici] de Madrid, y que todavía no he tenido tiempo de visitar en persona).

Pero en Panamá parece que se añade un elemento: por la ciclovía del malecón también transitan... ¡policías en quads! (por lo visto no tienen tantas ganas de darle al pedal como los dublineses, debe de ser que van sobrados de gasolina).

domingo, 13 de enero de 2013

Canicross de Cercedilla con Cosme

Hola, soy Cosme, el perro de Eynar. Voy a aprovechar que Eynar se ha ido un momento a hacer café para escribir aquí (hace casi un mes que espero a pillarlo despistado con la sesión abierta).

Bueno, lo que os quería comentar... el pasado 2 de diciembre parecía un día cualquiera. En esos días (los días cualesquera) un perro como yo normalmente está sobando por la noche hasta que por la mañana sale del dormitorio alguno de los humanos. Entonces me pongo muy contento, porque bajamos Eynar y yo un rato a la calle. Después se marchan todos y antes de salir por la puerta me dejan la comida. Entonces me echo otra siesta, o si oigo algún ruido ladro un poco para ahuyentar a los malos. Luego, cuando regresan, es mucho más divertido: andan de un cuarto para otro, bajamos a la calle, se hace la cena... y dos o tres días a la semana Eynar y yo salimos a hacer canicross conmigo por el Parque Central.

Los días de canicross son muy divertidos. Ahora que es invierno casi siempre se nos echa la noche encima. Eynar se coloca un cinturón, a mí me pone un arnés, y yo voy tirando de él todo lo que puedo. Generalmente vamos muy concentrados.

Pues bien, el 2 de diciembre empezó como un día cualquiera. Salió un humano del cuarto (en esta ocasión fue Eynar), desayunó, preparó las cosas para salir. Y cuál no sería mi sorpresa cuando veo que... me da un poco de comida (menos que la habitual) y me pone el arnés como si fuéramos a hacer canicross por la mañana.

«Pero Eynar, ¡que todavía no ha amanecido!»

¡Por cierto, qué frío que hacía!

Y curiosamente, no vamos a correr. Vamos hasta el cercanías, como cuando bajamos a Madrid a ver al resto de la familia. La sorpresa no acabó allí, efectivamente: no íbamos a Madrid. ¡Era todo muy raro! Estuvimos un rato largo en el tren, bastante más de lo que suele tardar para ir a Madrid (de hecho, hicieron falta dos trenes).

Al salir, llegamos a un sitio que no conocía de nada. Nunca había estado allí. Eynar parecía saber a dónde iba, así que allá que fuimos los dos. Tras un paseo, llegamos a un lugar con un montón de perros como yo. ¡Pero muchos muchos! Muchos más que en el Parque Central un sábado por la tarde. Y estaban bastante contentos, como si fuera a pasar algo muy divertido. Había un par de perrotas muy interesantes, todo hay que decirlo. Me dieron bastante agua. Eynar mientras tanto iba charlando con otros humanos.

Llegado un momento, todos los humanos y todos los perros nos juntamos. Ahí cogí un poquito de miedo, tengo que reconocerlo, porque los demás perros estaban ladrando muy fuerte, muy emocionados. ¡Algo iba a pasar y yo no entendía nada! Los perros sentados entre las piernas de los humanos. Los humanos mirando a sus pulseras. El frío se hacía notar en las narices. El sol de la mañana bañaba las laderas de las montañas. Los perros mirando al frente, y yo mirando a mi rabo, que estaba entre las piernas.

Y entonces todos salimos corriendo. ¡Todos haciendo canicross! ¡Por las calles! ¡A la vez! Fuimos lanzados, tirando de los humanos, que siempre andan rezagados (yo creía que era sólo mi humano, pero parece que los demás humanos son por el estilo, ¡panda lentorros!). Llegado un momento salimos del pueblo y empezamos a subir, montaña para arriba. El asfalto quedaba atrás. Hola tierra. Hola césped. Hola arroyo. Hola nieve... Sí, había mucha nieve. Eynar pareció no sentirse bien, tenía cara como si fuera a vomitar o algo, fue una pena, porque nos adelantaron unas cuantas parejas al grito de «pasooooo».


Foto cortesía de Laurix
(pincha en su nombre para ver más fotos de la carrera)

Luego, tras correr un rato, empezamos a bajar. Eso sí que fue divertido. Bueno, eso creía yo... porque entonces Eynar volvió a quejarse. Parece que por esa fea costumbre de usar sólo dos patas en lugar de cuatro, estaba preocupado de caerse. Muchas excusas: que si con la nieve uno se desliza, que si hay muchas piedras, que si vamos cuesta abajo... bueno, el caso es que con la tontería nos adelantaron algunos más, pero por suerte Eynar ya no tenía cara de vomitar y seguimos corriendo.

Fue todo muy emocionante, y muy rápido. Apenas llevábamos un ratín, y empezamos a entrar otra vez en el pueblo. Entonces llegamos al lugar de partida, y todos los que estábamos corriendo nos paramos. Había muchos bebederos con agua (qué bien) y me dieron una bolsita con pienso para comer. Nunca había visto algo así. He oído por ahí que la próxima carrera a la que vamos es a un sitio que se llama Guadalajara, el próximo 7 de abril.

Uy, os voy a dejar que ya llega Eynar con el café.