Un blog personal sobre el carril bici que une Tres Cantos con Madrid y Colmenar Viejo.

martes, 18 de enero de 2011

El reto chocolatero - 884 km

Bueno, tras el momento de pánico pos-trancazo, pos-navideño y pos-viajes de diciembre, me he puesto a pedalear como un descosido ante cualquier oportunidad, y parece que ya va teniendo la cosa mejor pinta. De hecho, ahora mismo me faltan 117 km, lo cual es una distancia que sé que soy capaz de recorrer en un único día si se tercia. Aunque probablemente lo haga en cómodos plazos durante los próximos trece días que aún tengo.



Pero lo de los últimos días no ha sido un camino de rosas. Daba la impresión de que los elementos se habían aliado contra mí (probablemente querían chocolate, pero no les corresponde porque no dejaron comentario en su momento). Vayamos uno por uno:

Aire: pues sí, este ha sido el más toca***os. La estrategia del aire consistió en negarse a permanecer dentro de las cámaras de aire (perdón por la redundancia). Estos días he tenido numerosos pinchazos. El colmo fue cuando en dos días tuve nada menos que ¡cinco! pinchazos. Cambiar una cámara de aire es una lata, y normalmente lo habría dejado para otro día y me habría llevado a Rucio. Pero en esta ocasión me armé de paciencia y cambié las cámaras de aire todas las veces que hizo falta. El por qué pinché tanto es aún un misterio, porque además no eran pinchazos de estos que se ve el agujero, sino de los que te tienes que bajar de la bici cada dos kilómetros a hinchar la rueda.

Agua: el agua se dedicó a aguarme pero bien el domingo 9 de enero, cuando quedé con Oli. Justo en medio de la carrera cayó una tromba de agua que me dejó a remojo para el resto de la tarde, como si fuera un kilo de lentejas que se van a cocinar al día siguiente. Por otra parte el agua se alió con el aire para hacer una niebla espesa, pero esto no molestó especialmente (gracias a que el carril bici está separado físicamente de los coches, y menos mal).

Tierra: este gracioso elemento se compinchó con el aire para hacer que me pegara un peñazo y acabara por los suelos hace unos días. Resulta que con la rueda un poco deshinchada, pero no completamente (lo justo como para que uno no se baje a hincharla) me dediqué a girar en la rotonda de entrada a Tres Cantos. En eso que la cubierta dejó paso a la llanta, ésta se deslizó y ¡PUM! por los suelos. Pantalones rotos y tres amables conductores que se ofrecieron a ayudarme, aunque no hizo falta porque por suerte estaba todo bien (menos los pantalones y la cámara de aire, claro).

Fuego: este es el único elemento que creo que no ha participado, lo cual se agradece, ¡sólo me faltaba salir chamuscado!

Así que esta es la situación del reto chocolatero. No hay que cantar victoria antes de tiempo, así que estad atentos a vuestros monitores.

1 comentario:

Yolanda Pingüina Veloz dijo...

Me alegro un montón de ver que se acerca el final y puedes con este reto!!!! Ya estaba esperando tus noticias, que nos tenias en ascuas.
Mucho ánimo con esa pedalada final!!!!!